El balonmano femenino gallego vivía su fiesta particular. Sus dos potencias -Mecalia Atlético Guardés y Porriño- medían sus fuerzas en A Sangriña. Duelo fraticida antes del parón liguero. Las locales buscaban dos puntos que le permitiesen asentarse en la segunda plaza, convirtiéndose en la alternativa al dominio del intratable Bera Bera. Por su parte, las louriñesas querían conquistar de nuevo el territorio enemigo. Una victoria supondría, además del componente moral de un derbi, dar un paso más hacia lograr el billete para la Copa de la Reina.

El ambiente que se respiraba en A Sangriña era espectacular. El balonmano femenino evidenciaba una jornada más su grandeza. El duelo comenzaba con un Porriño que caminaba directo hacia la victoria. El Guardés se vio sobrepasado. Las pupilas de Abel Estévez llegaban a disponer de una ventaja de seis tantos. Esa superioridad en el marcador se ajustó en la recta final del primer acto. El cuadro del Baixo Miño reaccionaba espoleado por su afición.

El derbi se iba al descanso con dos de ventaja para el cuadro louriñés. Renta mínima, demasiado corta cuando un encuentro se disputa en A Sangriña. El Mecalia Atlético Guardés culminó la remontada en el segundo período. Estela Doiro, ex del Porriño, ejerció de líder. Sus tantos fueron determinantes para que los dos puntos se quedasen en el Baixo Miño. Una victoria que permite al equipo que dirige Manu Etayo seguir siendo la alternativa del Bera Bera en el balonmano femenino español.

La revancha, en la segunda vuelta. El Guardés se confirma como uno de los conjuntos más potentes en la actualidad mientras que el Porriño mantiene, a pesar de la derrota, la quinta posición de la tabla. El balonmano femenino gallego despide el año en las alturas.