El Mecalia Guardés se ve ya apeado de la Recopa de balonmano femenino tras caer el domingo por un contundente 36-15 ante el Zvezda Zvenigorod. La expedición guardesa regresó ayer agotada del largo viaje a tierras rusas e intenta despertar del sueño de estrenarse en una competición internacional. Tras el merecido descanso, el equipo que entrena Manu Etayo comenzará a preparar el partido de vuelta, que se celebrará el domingo que viene en A Sangriña, a las 17.00 horas.

"La experiencia fue positiva", explica Esperanza Iglesias, presidenta del Mecalia Guardés. "Ya sabíamos que el Zvezda es un equipo muy fuerte, con un presupuesto diez veces mayor que el nuestro. De hecho, es el cuarto de la liga rusa, que posee un nivel altísimo. Sus jugadoras miden 1,85 metros para arriba y todas viven del balonmano. Al principio parecían un vendaval, pero las nuestras se fueron asentando en la cancha poco a poco", explica Iglesias de un duelo que en el ecuador reflejaba claramente la superioridad local (21-7).

Los 21 goles de ventaja que obtuvieron las rusas para el partido de vuelta deja casi resuelta a su faor la eliminatoria, como era previsible, según la presidenta del club guardés: "Ya íbamos con esa idea de tomarlo como una experiencia más y como un acontecimiento que va a quedar escrito en la historia de nuestro club. Disfrutamos mucho y estamos muy contentos porque incluso recibimos muchos apoyos de la afición, sobre todo cuando finalizó el partido. Ahora estamos deseosos de jugar la vuelta en A Sangriña. La gente tiene que animarse el domingo, no solo para apoyarnos sino para comprobar el nivel del balonmano de este equipazo, que cuenta con tres o cuatro internacionales rusas, que practica un balonmano de otro nivel".

En lo deportivo no hay queja por parte de las de A Guarda, a pesar de la abultada derrota, pero sí en cuanto al recibimiento dispensado por las anfitrionas. "El trato no fue muy bueno. No pusieron a nuestra disposición ningún intérprete. Menos mal que llevábamos a Alexia Kurchankova (jugadora del Mecalia Guardés), que habla ruso, porque allí nadie hablaba inglés", comenta Iglesias al recordar la breve estancia en Zvenigorod, "una población que está a unos 20 kilómetros de Moscú y que tiene unos 50.000 habitantes".

La presidenta del club guardés recuerda lo vivido. "No nos dio tiempo a hacer un poco de turismo. Los que nos acompañaron pudieron acercarse hasta Moscú. A nosotros nos prometieron que después del partido nos llevarían de visita turística por la capital rusa, pero al final se negaron. Dijeron que estaban resentidos porque no habían recibido un buen trato de los equipo españoles a los que se habían enfrentado en otras ocasiones. Aún así, todo salió bien, disfrutamos y para nosotros fue como un sueño. Fue un orgullo estar allí".

Y todo a pesar de un largo viaje que el Mecalia Guardés comenzó el viernes a las 13.00 horas desde Santiago. Madrid-Bilbao-Estambul-Moscú completó la ruta aérea, en la que invirtieron sobre 32 horas en total: "El viaje fue muy largo", suscribe Esperanza Iglesias a las pocas horas de regresar a casa. "Ahora queda el partido de vuelta, para hacerlo lo mejor posible, y después tendremos que centrarnos en la Liga, que es lo más importante para nosotros".