La balanza equilibrada
Neymar ha cogido los galones en el Barça en el mo mento más irregular de los últimos años de Messi
PABLO GALÁN | VIGO
Llega a Vigo una de las parejas más temibles del fútbol mundial, la formada por Lionel Messi y Neymar da Silva, llamada a hacer historia en Barcelona durante los próximos años y ayudar al conjunto azulgrana a mantenerse en la élite europea. Eran muchas las voces que no veían clara la convivencia entre los dos cracks en el momento en el que el fichaje del brasileño se hizo realidad el pasado verano, recordando episodios pasados de la convivencia de Messi con otros jugadores de talla mundial como Zlatan Ibrahimovic y David Villa y la supuesta salida de ambos por decisión del argentino.
Sin embargo, nada de eso ha sucedido hasta el momento, sino todo lo contrario. Desde el principio, Neymar ha sabido aceptar su rol en la plantilla y respetar la jerarquía, manifestando siempre que su compañero Messi es el mejor jugador del mundo y el líder del equipo. El fuerte ego que se podía esperar del brasileño, llamado al estrellato desde su adolescencia, se ha quedado en Brasil, no siendo un impedimento para que su adaptación al fútbol europeo, otro de las dudas que había, marche viento en popa, haciéndose patente con cada jornada que pasa que Neymar está preparado para echarse a la espalda el equipo que dirige Gerardo 'Tata' Martino.
La prueba definitiva es la respuesta de Neymar en las últimas semanas y especialmente en el clásico del pasado sábado ante el Real Madrid, cogiendo galones en el momento en el que Messi parece haber perdido esa chispa que le hacía imparable y determinante día sí, día también. Los problemas físicos en las últimas semanas del argentino le han hecho bajar el ritmo goleador de las primeras jornadas de temporada y su presencia en el juego colectivo, lo que no le impide seguir siendo el máximo goleador del conjunto azulgrana con ocho tantos en nueve encuentros ligueros.
Tras un fulgurante inicio de temporada en el que el argentino sostuvo a su equipo y fue clave para ganar, por ejemplo, a Valencia y Sevilla, Neymar ha sabido mantener el listón alto en los siguientes compromisos, esperando que la mejor versión de Messi reaparezca cuando éste alcance el punto de forma óptimo, un lujo que el Barça parece que se puede permitir mientras no lleguen las citas trascendentales de la temporada.
En años anteriores, la ausencia o el bajo rendimiento de Messi suponía un verdadero quebradero de cabeza en Barcelona. Ésa ha sido también una de las causas de la contratación de Neymar, el poder contar con otro referente en ataque que aglutine el juego y sea capaz de liderar al equipo para complicar a las defensas rivales, que se encuentran ahora con la necesidad de concentrar sus esfuerzos en más de un jugador.
El brasileño ha ido creciendo. Poco a poco se va soltando y esa timidez que se atisbaba en los primeros encuentros de Liga, cuando parecía querer contentar a todo el mundo con asistencias sin finalizar jugadas, se ha ido transformando en atrevimiento y descaro, en encarar continuamente al rival y ser objeto de la agresividad de los equipos contrarios, convirtiéndose en el jugador de la Liga que más faltas recibe.
Partiendo desde la banda izquierda cuando Messi está también sobre el césped y liberado como falso delantero cuando el argentino ha causado baja, el brasileño es un valor al alza y, en el caso de que Martino lo mantenga en el once titular mañana en Balaídos, será una auténtica amenaza para Yoel y su defensa, que tendrán que lidiar con su excepcional regate y su magnífica visión de juego, que le ha hecho dar en nueve partidos seis asistencias de gol a sus compañeros, convirtiéndose en el mejor pasador de la plantilla. Quizá se ha echado en falta algún gol más al estar en un equipo que lleva una media de tres tantos por encuentro. Sin embargo, el acierto ante el Real Madrid el sábado compensa eso, ya que fue el encargado de abrir la lata y encarrilar la victoria ante los blancos, afianzando el liderato, atrayendo todos los focos hacia él.
Su actuación en el clásico del fútbol español contrastó con la de un Messi que no vive sus mejores días y que podría ser reservado por Martino en Balaídos tras haber acumulado dos partidos completos, en Milán en la Liga de Campeones, y ante el Madrid, tras salir de una lesión muscular que se produjo en el partido ante el Almería. En estos dos choques se ha visto a un Messi partiendo desde la banda derecha, como en sus inicios con Frank Rijkaard, y evitando correr más riesgos de los necesarios, dosificando el esfuerzo para las acciones de verdadero peligro cerca del área, una de las causas por las que el Barcelona ha retrasado la presión unos metros más atrás, incapaz de mantener el ritmo de hace dos o tres temporadas en la salida de balón del rival.
Es el turno ahora para el Celta de intentar frenar la progresión de Neymar y de aprovechar que Messi, que ha marcado en sus dos visitas a Balaídos, no vive sus mejores momentos para buscar la machada ante el Barcelona, que ha encontrado en el brasileño el secundario perfecto para el mejor jugador del mundo.
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