Nando Martínez dimitió ayer como entrenador del Pontevedra y lo hizo de forma irrevocable ante la presencia del director deportivo del club, Milo Abelleira, y su representante, Suso Martínez. La tensa reunión mantenida el lunes en los vestuarios de Príncipe Felipe con la plantilla fue el motivo que llevó al valenciano a rescindir su contrato.

Reconoce el ya extécnico que "estaba confiando en el trabajo que estábamos realizando, pero después de hablar con los jugadores vi que ellos no estaban contentos o de acuerdo con lo que venía realizando el cuerpo técnico, por lo tanto, cuando uno ve que pierde la confianza de los jugadores, que son los protagonistas, no le queda más remedio que tomar esa decisión".

Considera que "no me siento traicionado, pero a lo mejor no he sabido transmitirle algunas cosas que a ellos les hubiese gustado que les llegase. En ese aspecto reconozco que a lo mejor no hice las cosas debidamente".

Ante las posibles causas de esas diferencias con la plantilla, Nando señala que "a lo mejor he sido muy crítico con ellos en algunas circunstancias. Tengo esa forma de ser y no puedo renunciar a ello. Hay que tener en cuenta que hay unas exigencias y yo esa exigencia me la había tomado muy a pecho, por lo que es posible que en muchos momentos ellos se han sentido culpables, cuando yo he realizado alguna declaración, pero no era mi intención molestarles".

Añade que "el primer responsable soy yo y tengo que reconocer mis errores, pero lo que está claro es que cada barco que aguante su vela. No quiero excusarme de las cosas que he hecho mal, pero desde el primer día les di la confianza para que dijesen las cosas que se pueden arreglar y solucionar, pero ellos no han sido abiertos, pero he de reconocer como jugador que fui, que también a mí me costaba abrirme en este tipo de situaciones".