Encontrar junta a la familia Abalde es algo que no sucede con regularidad. "Siempre coincidimos algunos días. Antes era yo la que no estaba, y ahora es Alberto", apunta Tamara, a lo que el padre le responde rápidamente "algunos días, pero nunca tantos. Nunca un mes así como ahora. En los últimos años, por unas razones u otras, coincidimos muy pocos días. El Mundial del año pasado fue más tarde, Tamara estuvo con la selección entrenando también el año pasado".

Tamara es la única que tiene algún recuerdo de su padre como jugador. "Yo de verlo jugar casi ni me acuerdo", indicó Tamara. "Tengo recuerdos de estar en el pabellón siendo muy pequeñita. Mi hermano ni lo ha visto jugar". Esa pasión de Alberto Abalde por el baloncesto hizo que sus hijos vivieran el deporte de la canasta desde muy pequeños y ya no se pudieran separar de él. "Claro que influye que en casa siempre haya habido deporte, baloncesto", prosigue Tamara. "El nos lo intentó inculcar siempre desde pequeñitos, pero yo al principio no estaba muy por la labor. Después cuando me vine para Vigo empecé a jugar en el colegio, Compañía de María, con las amigas, y me gustó". Su hermano, Alberto tenía de pequeño otros gustos, ya que "al principio me quería meter en el equipo de fútbol del colegio, el Compañía de María. Después cuando vi que no era muy bueno al fútbol y que era alto sí que empecé en el baloncesto".

Si algo quiso Alberto Abalde para sus hijos, fue que hicieran deporte. "Tanto mi mujer como yo", comentó, "hemos creído que el deporte es fundamental en el desarrollo de la persona, y de los chavales por supuesto. Llegues al nivel que llegues, creo que todo el mundo debería hacer algo de deporte. Es primordial, y la cultura en España de eso va muy por detrás de otros países. Cuando yo hacía deporte se puede decir que únicamente hacíamos deporte los que nos dedicábamos a ello y el resto de la población no. Ahora, en general, hay muchos más practicando deporte. Ves a la gente corriendo por las playas, andando en bicicleta, practicando distintos deportes de ocio. Antes no existía eso. Ahora, en general, la gente es mucho más deportista, no a nivel profesional o semiprofesional, sino en general, y lo ves que los gimnasios están repletos de gente".

Sí influyó a la hora de dirigir a sus hijos, Alberto fue claro al indicar que "al principio quieres que hagan deporte para que les guste. El deporte es primero una fuente de salud; pero después van pasando los años y ves que tienen aptitudes y lógicamente vas buscando para ellos las mejores condiciones, entrenadores, forma de desarrollo para que lleguen a lo más alto, a donde puedan. No se está pensando desde el principio, quiero llegar a jugar en la ACB, jugar en la selección. Eso con el trabajo y con el tiempo. Si estás dispuesto a hacerlo bien, sino ya sabes lo que toca".

Ni Tamara ni Alberto sienten haber tenido presión por el historial deportivo de su padre. "Yo creo que presión no", dijo Tamara. "Aunque quien tuvo más presión fue Alberto, ya que tenía padre y tenía hermana y eso pudo pesar. Sí que es cierto que en casa se habla mucho de baloncesto. Supongo que será diferente a otras familias en donde los padres no tienen ni idea de deporte. Pero no es presión, siempre es un punto de ayuda, precisamente porque en casa se sabe de lo que se habla y en casa se han tenido experiencias para ayudarte y apoyarte en lo que necesitemos".

En casa de la familia Abalde resulta complicado no hablar de baloncesto. Las risas saltan cuando Tamara responde con rotundidad.:"Sí, se habla mucho". "Ellos me lo reprochan bastante", dice el padre. "Yo, no sólo porque haya sido jugador sino porque soy un enamorado del baloncesto, me encanta el baloncesto. Es una de las cosas que más me gustan en la vida, no puedo vivir sin baloncesto, es un hecho. A veces pues se lo traslado en exceso al resto de la familia, pero es algo con lo que tienen que convivir. Mi mujer también le ha llegado a encantar y no le es ajeno, pero sí, tengo que reconocerlo, que soy un poco pesado con el baloncesto".

Tamara y Alberto han tenido que marcharse lejos de casa para poder mejorar en lo que les gustaba, jugar al baloncesto. "El primer año", comenta el pequeño Alberto, "marchándome de casa con 14 años fue duro, ya que eres pequeño, dejas en casa a tus amigos. Pierdes cosas y ganas cosas. El primer año se te hace duro vivir lejos de casa, pero poco a poco te vas acostumbrando a la vida allí. Vas madurando y cada vez me cuesta menos estar lejos. Evidentemente tengo ganas de venir, comer lo que me gusta, pero lo vas llevando mejor. Si quieres llegar a profesional tienes que hacer sacrificios". "Siempre se echa de menos", prosiguió Tamara. "Como en España no se está en ningún sitio. La verdad es que en Francia estaba muy contenta, me adapté muy bien, me gustó mucho y fue una experiencia buena. Además juegas en el extranjero, con lo que eso conlleva, es diferente, juegas como extranjera. Estoy muy satisfecha de los dos años que he pasado allí, pero si después llega una oferta como la del Perfumerías, que además supone volver a España, y cerca de casa, además, no me lo podía pensar".

Para los progenitores, ver como los hijos se marchan de casa tan jóvenes fue la parte más dura y complicada. "Kilométricamente el baloncesto nos ha separado", reconoció Alberto Abalde. "Al principio nos ha unido pero después nos ha distanciado. Sin embargo, como decía Alberto, el que algo quiere algo le cuesta. Son renuncias que tienes que tomar. Yo también a una edad temprana me fui a Santiago a jugar al Obradoiro. Me vino a buscar Pepe Casal, que por aquel entonces era el preparador físico del Obradoiro y tuve que convencer a mis padres para que me dejaran salir de casa. Aquí en Vigo, por desgracia ha sido así históricamente, los jugadores que hemos llegado a jugar a un nivel alto, Quino Salvo, Cobián, todos hemos tenido que salir de aquí, tampoco es nada nuevo. Es una renuncia que hemos tenido que hacer, tristemente, porque nuestra ciudad, en el baloncesto, no en el femenino ya que Tamara pudo jugar aquí en el club de la ciudad, pero en masculino lo ves como algo que tiene que ser y lo asumes".