Luis Enrique Martínez García (Gijón, 1970) es la nueva apuesta del Celta para dirigir el ambicioso proyecto que el club vigués tiene en mente para las próximas temporadas. Apoyado en una envidiable situación económica y en el apogeo de la cantera, la entidad viguesa quiere dar un salto de calidad y ha entregado las llaves del banquillo a un técnico joven, de solo 43 años, al que le gusta remar en esa misma dirección y que conoce muy bien el trabajo con las categorías inferiores.

Recordado en muchas ocasiones por la agresión de Tassotti en el Mundial de 1994, Luis Enrique es un hombre de un fuerte carácter, que demostró durante toda su carrera como futbolista, que le llevó a convertirse en uno de los ídolos del barcelonismo pese a su pasado en el Real Madrid, conquistando gracias a su trabajo y sacrificio el corazón de los culés, algo que le puede venir por su afición al triatlón, que le ha llevado a completar algún Ironman. Esa exigencia la ha trasladado a su faceta como entrenador. En el banquillo se le puede ver muy activo, corrigiendo a sus jugadores y estando muy encima de ellos, exigiéndoles mucha intensidad en todo momento.

Pese a su corta experiencia como entrenador, el asturiano se ha ganado un nombre en el "mundillo", siendo relacionado con banquillos de importantes clubes. Se debe en gran parte a la filosofía que intenta imponer a sus equipos, caracterizada por las líneas maestras de los técnicos que salen de la Masía, con el 4-3-3 como sistema fetiche y el gusto por un juego de toque, ofensivo y alegre.

En sus cuatro años como técnico, Luis Enrique saltó a la fama por su buen trabajo en el filial del Barcelona, al que llegó para sustituir a Josep Guardiola. El gijonés era el responsable de dirigir a un equipo que había ascendido a Segunda División B de la mano del de Santpedor, un conjunto que buscaba regresar a la Segunda División una década después. Con una plantilla en la que asomaban nombres como Thiago, Pedro o Jeffren, rozó la promoción pero se quedó a las puertas con un quinto puesto.

A la segunda sería la vencida, ya con un año más de experiencia, tras una gran temporada quedó en segunda posición por detrás del Sant Andreu, equipo al que terminaría eliminando en la eliminatoria decisiva por el ascenso, devolviendo al cuadro azulgrana a la división de plata del fútbol español. Su primer partido en el fútbol profesional fue precisamente en Balaídos, derrotando al Celta 1-2.

Esta campaña, la 2010-2011 se convirtió a la postre en la mejor de la historia del Barcelona B en Segunda División, gracias a los 71 puntos que le permitieron quedar como tercero. Pero más allá de los números, lo que quedó en la retina fue el gran juego que desplegó un equipo en el que muchos de sus integrantes acabarían promocionando al primer equipo, como por ejemplo Thiago o Montoya.

Su actuación no pasó desapercibida y meses antes de concluir la temporada, recibió varias ofertas de clubes importantes de España y de Europa. La Roma llamó su atención y emprendió camino hacia el país transalpino, una aventura que comenzó con el pie torcido y terminó con su destitución a falta de una jornada para acabar la liga. Luis Enrique fue incapaz de trasladar el "modelo Barça" a la Roma. Allí chocó además con un símbolo como Francesco Totti en los primeros meses, lo que condicionó el resto de la temporada, lastrada por un pésimo inicio en el que quedó eliminado en la ronda previa de la Liga Europa con el Slovan de Bratislava. La irregular trayectoria en la competición de la regularidad, en la que finalizó séptimo con un equipo con potencial "a priori" para lograr algo más se lo llevó por delante pese a algunas intentonas del club por que continuase. Tras este contratiempo, el gijonés decidió tomarse un año sabático a la espera de una oferta en España que le agradase. Ahora, regresa al ruedo.