Demacrado y con seis kilos de menos, Jesús Carballo no puede ocultar las secuelas físicas que le ha dejado la situación vivida tras la denuncia de dos ex gimnastas que lo acusan de haber abusado sexualmente de ellas en los años 80, cuando aún eran menores. Con el caso archivado en dos ocasiones y pendiente de un recurso de las denunciantes ante la Audiencia Provincial de Madrid, Carballo niega las acusaciones y explica cómo está viviendo los momentos más difíciles de su trayectoria deportiva.

¿Por qué rompe su silencio?

Hablo por justicia, para defenderme, porque soy un hombre de bien y, aunque sé que voy a ganar, no va a valer de nada porque el daño es irreparable. Es como haber sufrido una amputación.

¿Cuándo y cómo se enteró de la acusación?

Me la comunica en enero el Consejo Superior de Deportes, la que ha sido mi casa durante más de 40 años. Me dicen que hay una denuncia contra mí por atentar contra la libertad sexual y me expulsan sin ningún tipo de apoyo y ni siquiera escucharme. No me dejaron ni recoger mis cosas ni ir a buscar a mi hijo, que estaba dentro. Me condenaron directamente, sin escucharme.

¿Cómo interpreta el hecho de que el propio CSD haya recurrido el archivo del caso?

No tengo ni idea de cómo interpretarlo. Se ha primado una declaración a la policía antes que las dos resoluciones judiciales.

¿Qué puede decir sobre las acusaciones de haber abusado sexualmente de Gloria Viseras?

Son completamente falsas. Tajantemente. Son horribles difamaciones.

Otra gimnasta, Irene Martínez, ha comentado que usted intentó "acercamientos sexuales".

También es rotundamente falso. Yo mantenía una excelente relación con su familia y con ella. Si yo le hubiese hecho algo malo, cuando acabaron los Juegos de Moscú ella no habría seguido cuatro años más conmigo hasta Los Ángeles. Luego se retiró a los 19 años y vino a pedirme trabajo, pero yo no tenía posibilidades de concedérselo.

Se habla de que esos presuntos abusos se habrían repetido en generaciones posteriores.

La investigación policial ha dicho que no hay delito alguno. Está en el auto. Y es lo que han corroborado todas las gimnastas que han sido llamadas a declarar.

¿Le hubiese gustado haber tenido la oportunidad de declarar?

Es que yo no creí que todo iba a derivar en esto. No tengo nada de que defenderme, solo puedo decir que yo no he hecho nada. Ésa es la realidad. Estoy en manos de mis abogados y ellos serán los que tengan que hablar.

También se le ha acusado de un supuesto trato vejatorio hacia sus gimnastas.

Yo entrenaba al equipo masculino y cogí a las chicas cuando me lo pidió la que era su entrenadora, Nina Korolkova. Y lo que cambié era un sistema violento. Yo implanté un sistema moderno, sin dar un cachete ni nada por el estilo. Y el éxito del mismo es que apliqué la preparación física de la masculina a la femenina. Yo quería dignificar el deporte femenino y así ha sido. Por entonces en la élite estaban mis gimnastas y Arantxa Sánchez Vicario. Alcanzamos resultados imposibles de imaginar, y eso no se consigue tratándolas mal.

¿Cuál cree que es la verdadera razón que está detrás de esta denuncia?

Eso tendrán que descubrirlo mis abogados. Tengo cinco hijos, he dado clases en tres colegios, he sido un entrenador y profesor modélico y ahora con 69 años me llega esto.

¿Puede ser que la familia Carballo haya monopolizado la gimnasia en España y ahora se sienta que ya molesta?

La mafia de los Carballo, he oído en algún sitio. En 40 años de trabajo nunca he cogido 15 días de vacaciones y ni un día de baja. He trabajado para cambiar la imagen del deporte femenino en España gracias a las gimnastas, los padres, la Federación y también al CSD. Conseguimos un Centro de Alto Rendimiento y un piso para alojar a las niñas de artística y rítmica, en el que yo no entré en 16 años. Era su espacio privado. Por eso también tenía entrenadoras, para que ellas fuesen las que entrasen en las habitaciones de los hoteles. Y sí, creo que sí me quieren quitar de la gimnasia, apartarme de ella y sin que sea con una medalla y un reconocimiento. Nadie ha sido capaz de conseguir este prestigio durante tantos años.

¿Y cuál va a ser su futuro?

Yo quiero seguir trabajando, pero posiblemente tendré que irme a otro país. Me han ofrecido cosas en universidades de Estados Unidos y en clubes de Centroamérica y de Argentina, Brasil y Perú. Pero ahora mismo tengo las manos amputadas. Será más adelante. Me habría gustado ayudar a poner en marcha el proyecto de gimnasia para la candidatura de Madrid 2020. Pero ahora, con todo esto... Y lo peor, lo que más me duele, es que creo que nunca sabré por qué han hecho esto conmigo.