El fútbol no sabe de justicias. El que perdona, lo paga. Ese fue el gran mal del Athletic de Bilbao en el segundo partido de la Copa de Campeones que se disputaba en las instalaciones deportivas de A Madroa. El conjunto vizcaíno abandona la competición con un sabor amargo. Su dominio territorial no obtuvo sus frutos y el conjunto que dirige Gontzal Suances queda elimina por un gol en propia puerta de Iturraspe. Desenlace cruel para un equipo que acusó su falta de puntería.

Al Sevilla le bastó con estar bien armado atrás. Al filo de la media hora Carlos Fernández abría el marcador para los hispalenses. El cuadro andaluz tiraba de efectividad ante un Athletic de Bilbao que buscaba la portería contraria mediante sus bandas. Los vascos acusaron el golpe y el partido bajó mucho su nivel.

Suances introdujo un triple cambio nada más comenzar la segunda parte. La decisión del técnico rojiblanco fue acertada. El Athletic dominaba con claridad. Atravesaba sus mejores minutos en el encuentro. Una superioridad que aprovechó para lograr el empate. El tanto de la igualada llegaría a balón parado. Jurgi Oteo sería el encargado de de batir a José Antonio.

Todo indicaba que el triunfo sería para el cuadro vizcaíno. El dominio era cada vez más claro. Sin embargo, faltaba la claridad en los metros finales. Williams, que jugó con un aparatoso vendaje, tuvo la ocasión más clara para que el Athletic certificase la remontada. En la recta final del choque llegaría el desenlace cruel para los vascos. El Sevilla asestaba el noqueo definitivo al equipo vasco en una jugada desafortunada. El esférico, peinado por Iturraspe, se estrellaba contra el larguero, daba en la cabeza de Jon Ander y acababa colándose en la portería. Carambola entre el jugador y el portero rojiblancos que dejaba al Athletic de Bilbao fuera de la Copa de Campeones.