El tenista español David Ferrer ha lamentado su derrota en la final del Masters 1.000 de Miami ante el escocés Andy Murray, pero ha asegurado que no cambiará su actitud tras este varapalo, donde incluso gozó de una bola de partido para levantar el que hubiera sido su segundo Masters.

"Sé que era una gran oportunidad para mí de ganar en Miami. Ganar es muy difícil. Lo que ha pasado hoy volverá a pasar algún día pero mi vida no cambia por un partido. Tengo que trabajar duro y estar centrado en los próximos torneos", señaló el español.

El tenista alicantino, aunque se vino abajo en primera instancia, recuperó la moral sabiendo del gran año que está firmando con títulos en Buenos Aires y Auckland, además del 2012 que completó con siete títulos.

"Fue un partido muy igualado. Tuve mi oportunidad con el punto de partido. La bola estaba muy cerca y la vi fuera. Tomé la decisión en ese momento y no quiero pensar en eso, quiero olvidarlo lo antes posible", terminó, analizando el punto de partido que se le esfumó.