Miami Heat siguió acaparando la atención dentro y fuera del campo en la jornada de la NBA después que lograron de nuevo la victoria con LeBron James de estrella, y el presidente del equipo, Pat Riley, de directivo agresivo que salió en su defensa.

Antes de que los Heat saltasen al campo del New Orleans Arena para enfrentarse a los Hornets, Riley dio a conocer un comunicado en el que literalmente le dijo al gerente general de los Celtics de Boston, Danny Ainge, que cerrase su boca y se dedicase a dirigir a su equipo, en lugar de opinar sobre los comentarios de James.

La estrella de los Heat, después del partido que perdieron el miércoles contra los Bulls de Chicago y que les rompió racha de 27 triunfos consecutivos, se había quejado de la dureza que los árbitros permiten a los rivales cuando le marcan. Ainge había cargado contra estas declaraciones porque entiende que Miami Heat no puede acusar de juego duro a nadie

El cruce tiene sabor a clásico. Ainge formó parte de los Celtics que en los años ochenta tantas batallas disputaron con los Lakers del Showtime de Riley.