El fútbol, como la vida, está lleno de extrañas coincidencias. El próximo sábado regresa a Balaídos José Manuel Pinto. El portero andaluz se enfrentará por primera vez al equipo cuyos colores defendió durante casi una década, del que fue capitán y referente, y que abandonó por la puerta trasera para vivir una segunda juventud en el que muchos consideran ya como el mejor equipo de todos los tiempos.

El portero gaditano jugó su último partido en Balaídos el 9 de diciembre de 2006 contra el Sevilla Atlético en el que curiosamente militaba Javi Varas, el actual portero céltico, que comenzaba ya a despuntar y cumplía su última temporada en el filial nervionense.

Los celestes obtuvieron una épica victoria por 2-1, con goles de Perera y Quincy en los últimos diez minutos después de haber jugado más de una hora en inferioridad numérica por expulsión de Diego Costa. Al filo del descanso Armenteros había adelantado a los hispalenses en un lanzamiento de falta desde el costado derecho que había superado a Pinto por alto. Nadie sospechaba que aquel partido, que acercaba al Celta a los puestos de ascenso, sería el último del portero del Puerto de Santa María ante la afición de Balaídos.

Lo cierto es que a partir de aquella tarde todo fue a peor en el Celta, que viajaba la siguiente jornada a Cádiz. Y la visita al Carranza en el partido que cerraba el año fue un completo desastre. El Celta cayó por 3-1 en una tarde verdaderamente aciaga de Pinto, que sucumbió a la pillería del ex bético Dani y firmó uno de los peores partidos que se le recuerdan con la zamarra céltica. Juan Ramón López Caro, a la sazón técnico del equipo de Balaídos, tomó esa misma tarde la decisión de cambiar al portero. Esteban le dio el relevo y el resto es ya historia.

A mediados de enero, Pinto fichó por el Barcelona. Le abrió la puerta del equipo azulgrana la lesión de Jorquera. El Barça necesitaba un portero provisional, para seis meses, y pensaron que Pinto podía ser un buen candidato como suplente de Víctor Valdés, quien ya por aquel entonces era dueño y señor de la portería del Camp Nou.

Lo que iba para seis meses se ha convertido una relación de seis años que han convertido a Pinto en el portero de mayor edad (37 años) en defender la portería azulgrana. Aunque a la sombra de Valdés, el excapitán celeste ha mostrado tanto en Barcelona como en Vigo su condición de trabajador infatigable y competidor insaciable y se ha ganado el respeto de tres técnicos distintos (Rijkaard, Guardiola y Vilanova) y algunos de los mejores futbolistas del mundo. El sábado regresa a Balaídos y volverá a coincidir con Varas, ahora con los papeles cambiados.