El Ourense cedió ante un Sanse que vino a O Couto a presionar y a pescar. Cada falta que arrancaban en campo ajeno era una pequeña victoria. Todo un avance. Vivieron de la estrategia y de lanzarle el anzuelo al segundo balón. En cuanto se pusieron por delante también molestaron a la contra. El gol llegó como más duele. Un saque de banda por la izquierda en la que Javi Vicente le ganó la posición a sus vigilantes.

Al Ourense le faltaron ideas para empatar antes del descanso. La mejor opción llegó en un rechace de un córner que Portela dirigió a portería, pero Eladio respondió con reflejos. Javi Vicente volvió a intentarlo con otro zurdazo a media altura que desvió a córner Pato.

Luisito le dio un giro al esquema al volver del descanso. Yebra y Álex sostuvieron al equipo por dentro y Noguerol y Adil asumieron el cometido de estirar la defensa madrileña. El oportunismo recayó sobre los dos puntas, más juntos y más cerca del área. El Ourense probó fortuna desde larga distancia y el portero del Sanse respondió. No había tránsito fluido al área y Luisito incorporó a Borja Valle y dobló la apuesta con Luismi sacrificando al central Portela. El aumento de revoluciones favoreció el embotellamiento del Sanse. La fortuna eligió ayer a los visitantes, que mataron el partido con su fórmula predilecta. Moncho subía el segundo al marcador en el 74, al estar avispado en el rebote.

Como en los peores tiempos, el Ourense salió del campo bajo el síndrome del cazador cazado. Puso las buenas intenciones, no tuvo un día feliz y le castigaron los deslices con severidad en la liga de los enormes enemigos pequeños.