La victoria obtenida el domingo en Balaídos frente al Granada ha devuelto al Celta a la primera línea de la batalla por la permanencia, que el equipo de Abel Resino va a librar en 13 partidos contra los siete equipos que marchan en el furgón de cola de la tabla. Los celestes, con 23 puntos, marcan actualmente el corte del descenso: son antepenúltimos con una renta de 5 puntos sobre el Mallorca y de 7 frente al Deportivo, los dos equipos que cierran la clasificación, y necesitan pasar a un tercero para conservar la categoría. Cuatro equipos están en el punto de mira: el Zaragoza, con 25 puntos, el Granada y el Athletic, con 26, y Osasuna, con 28 tras su victoria en Valencia.

Las previsiones sitúan esta temporada el horizonte de la salvación por encima de los 41 puntos, lo que obliga a los celestes a sumar al menos seis victorias para garantizarse la continuidad en la categoría. Sobre el papel, los célticos tienen un calendario menos asequible que el Granada y el Osasuna y muy similar, incluso algo más amable, que el del resto de sus rivales.

En este último tercio de competición los célticos deberán enfrentarse a todos sus rivales directos, salvo al Granada y el Osasuna, a los que ya se han medido en la segunda vuelta. Después de dos duelos, el equipo vigués tiene empatado el coeficiente particular de goles con los nazaríes y mejora el de los rojillos, con los que perdió por 1-0 en Pamplona y ganó 2-0 en Balaídos.

Tras volver a la vida ganando al Granada, el cuadro celeste afronta en el mes de marzo uno de los tramos más complicados del campeonato. La secuencia se inicia el próximo lunes en el Ramón Sánchez Pizjuán frente al remozado Sevilla de Unai Emery, prosigue con la visita del Real Madrid a Balaídos y un derbi gallego en Riazor antes de recibir en casa al líder, Barcelona. De cómo pase el equipo este tramo, que utilizando un símil ciclístico se ha denominado el paso del Tourmalet, va a definir buena parte de las opciones del equipo de salvarse. Especialmente si se considera que entre comienzos del mes de abril y principios del mes de mayo el Celta se va a enfrentar a tres de su rivales directos en este pelea, pues rinde visita al Mallorca en Son Moix y recibe en Balaídos al Zaragoza y al Athletic de Bilbao.

El gran objetivo de los célticos, por tanto, es llegar a los partidos contra los maños y los vizcaínos con posibilidades de superarlos en la clasificación y depender de sí mismos en la recta final de competición. En la primera vuelta, el equipo vigués cayó por la mínima en San Mamés por 1-0 y ganó en La Romareda por idéntico resultado, con lo que en ambos choques estará también en juego el coeficiente particular de goles.

Un vistazo al calendario de los equipos involucrados en la pelea por la permanencia sugiere que el Granada y el Osasuna son los equipos que, sobre el papel, tienen un calendario más amable. Los nazaríes ya se han medido a los dos grandes, el Real Madrid y el Barcelona, mientras que los rojillos han jugado ante los azulgranas y finalizan la Liga en el Santiago Bernabéu. Los rojillos ya se han medido a todos sus rivales directos, salvo el Athletic, al que reciben la próxima jornada, y el Granada se mide consecutivamente en las dos próximas semanas al Mallorca y al Zaragoza, acaba marzo en Los Cármenes contra el Athletic y se mide a los rojillos en la antepenúltima jornada.

El resto de los adversarios del Celta en la lucha por las salvación deben medirse a los dos grandes de la Liga, además de librar un buen número de enfrentamientos directos. El Athletic, por ejemplo, debe pegarse con Osasuna, Granada, Deportivo, Celta y Zaragoza; el Zaragoza, por su parte, con el Granada, el Deportivo, el Celta el Mallorca y el Athletic; el Mallorca con el Granada, el Deportivo, el Celta y el Zaragoza, mientras que el Deportivo se ve las caras con el Celta, el Mallorca, el Zaragoza y el Athletic.

Por otra parte, el Celta tiene a tiro el lunes en el Ramón Sánchez Pizjuán un objetivo que se le viene resistiendo a lo largo de toda la temporada: encadenar dos victorias. La falta de continuidad en los resultados ha sido uno de los grandes problemas de este equipo y se debe al pobre rendimiento que el equipo ha ofrecido lejos de Balaídos, donde solo ha ganado este curso en La Romareda.