El Coruxo supo manejar muy bien todas sus armas para exprimir un punto de su visita a Getafe. Antonio Gómez tenía perfectamente estudiado al filial azulón y aprovechó las dimensiones reducidas del campo para replegarse atrás cuando el choque se le puso de cara. En un acto de sufrimiento por el acoso de los madrileños el conjunto vigués sacó a relucir su lado más guerrero y peleón para arañar un empate que sabe a gloria tras lo vivido en la Ciudad Deportiva de Getafe.

Y no comenzaban muy bien las cosas para el Coruxo. El filial venía de seis jornadas consecutivas sin ganar y desde el primer minuto quiso dar un golpe de autoridad encima de la mesa. Este hecho amilanó a los hombres de Antonio Gómez, que se vieron embotellados en su campo ante el acoso getafense. Sin embargo, la fortuna esta vez sonrió al Coruxo. Durante los tres meses de competición trascurridos los vigueses apenas habían visto puerta. Pues bien, en la primera ocasión del choque, a la salida de un córner, Yago Yao envió de un cabezazo el balón al fondo de la red.

Con el marcador a favor el Coruxo apenas consiguió más dominio del esférico. Seguía siendo el filial quien llevaba el peso del choque, pero se encontraba una y otra vez con el entramado defensivo visitante, que brilló en la fría mañana madrileña. Hubo que esperar hasta el ecuador del primer acto para ver la primera fisura de la zaga visitante, que permitió una internada por banda izquierda de Samu Saiz que repelió Fernando y que sirvió el rechace en bandeja a Ousmane para que hiciera el empate desde la frontal del área.

Empezaba, por tanto, el partido de nuevo. El guion fue el mismo. Con el Getafe B atacando y buscando las cosquillas y con el Coruxo esperando atrás para salir a la contra o buscar balones parados. Y en uno de ellos volvió a adelantarse el conjunto vigués. De nuevo un córner lo remató a gol Yago Yao, aunque esta vez contó con la ayuda de su excompañero Alberto, que hizo este verano las maletas desde Galicia a Madrid, y que falló en la salida por alto.

Nueva ventaja para el Coruxo, que se mostraba siempre complaciente con el resultado a favor por la mínima. Sabían que solo tenían que aguantar hasta el final. Quedaba mucho, sí, pero los visitantes estaban convencidos de sus posibilidades que, no obstante, se truncaron en el descuento del primer acto. Samu Saiz, en el corazón del área, volvió a abrir una brecha en la zaga e hizo el empate. Además, la expulsión del punta Samuel iba a propiciar que tras el tiempo de asueto los visitantes jugaran en inferioridad, con todos los problemas que ello iba a significar.

No cambió en nada la película tras la reanudación. El filial azulón continuó con su asedio particular y el Coruxo con la defensa de su plaza. El choque estaba abierto y daba la impresión de que hasta el final podía ocurrir cualquier cosa. Eso sí, a pesar de que los vigueses aguardaban en su guarida al filial no renunciaban a las contras para crear peligro.

Sin embargo, el que se erigió en salvador fue Fernando. Y es que con tantas embestidas del filial al final tuvo que aparecer con frecuencia el meta visitante El portero del Coruxo enseñó todo su repertorio en balones altos, rasos y salidas para cimentar con sus actuaciones un punto que cada minuto que pasaba se acercaba más y más.

Al final el tiempo se consumió y el Coruxo consiguió el premio a su agonía. Un punto muy trabajado que sabe a gloria y que le permite seguir en la parte alta de la tabla clasificatoria rozando los puestos de play off de ascenso. Además, los vigueses comprobaron cómo son capaces de marcar con facilidad, lección que deben aprender y asimilar para el futuro más cercano.