Aspas ha logrado que Balaídos reaccione de la misma forma que cuando un entrenador sustituía al zar Mostovoi alegando que el ruso había bajado en intensidad defensiva. Herrera, ayer, volvió a mandar al banquillo al moañés porque corría peligro de ser expulsado tras ser amonestado con una tarjeta amarilla Parte de la afición no entendió que se le privase del único futbolista que había demostrado hasta entonces poder para ganar al Mallorca si alguien le acompañaba en sus genialidades. Ayer sólo tuvo a Park como aliado. El resto de compañeros desperdiciaron los caramelos que les regaló. Ayer, Aspas volvió a ser el rey. Así lo reconoció Balaídos.