El Estadio Municipal de Balaídos estrena su nueva apariencia mañana (20.30 horas), con motivo de la disputa del Memorial Quinocho ante el Wigan inglés. El campo perderá a nivel visual una de sus señas de identidad, el foso que circunda el terreno de juego y que ahora estará oculto bajo una capa de hormigón. También se han suprimido las primeras filas de asientos en varias gradas, lo que sitúa el aforo por debajo de los 30.000 espectadores.

Nadie fue capaz de articular un proyecto viable de reforma de Balaídos durante los tiempos de bonanza económica. No se pudieron conjugar los intereses empresariales y políticos. Hoy, en la actual coyuntura, se descarta a corto plazo la remodelación integral que la vetusta instalación necesita.

El Celta, hasta ahora, se había mostrado remiso a invertir dinero en un estadio al que se le suponía fecha de caducidad. Pero ha decidido acometer una operación de maquillaje con motivo del regreso a Primera. Ante el Wigan ya estará tapado su famoso foso, aunque bajo la cubierta de hormigón seguirá siendo útil para canalizar las crecidas del Lagares. Las obras continuarán en septiembre. Entre otras iniciativas, se realizará la instalación de los nuevos y modernos videomarcadores.

La eliminación del foso y de las verjas dará a los aficionados una mayor sensación de proximidad. La policía vigilará con especial rigor que nadie lo aproveche para saltar al campo.