Alondras 0

Nando, Castilla, Rubén, Toni, Sestelo (Félix, min. 77), Outeiral (Fran Fandiño, min. 81), Mauro, Leiro, Andrés, Santi Domínguez, Jacobo (Pablo Martínez, min. 62).

Racing b 0

Dani Sotres, Gonzalo, Roberto, Barrio, Gutián (Borja, min. 67), César, Jairo, Docal (Javi Rodríguez, min. 86), Javi Martínez, Quique Rivero, Maxi (Jaime Usuardi, min. 76).

Árbitro: Albarca García, auxiliado en las bandas por Lozano Mateo y Alonso Vega (Castilla León). Amonestó a los locales Outeiral y Leiro y al visitantes Gonzalo y César. Incidencias: Unos 2.300 espectadores en el campo de O Morrazo en otra espectacular entrada. Antes del partido se guardó un minuto de silencio en memoria del fallecido Manuel Preciado, exjugador y exentrenador del Racing de Santander.

Y 20 partidos después el Alondras se quedó sin marcar en O Morrazo. El equipo máximo realizador del grupo gallego, el que por fin consiguió aunar su estilo ofensivo con la efectividad de cara a la portería contraria, el que había marcado al menos un gol en todos los encuentros disputados en casa, se quedó sin pólvora. Ocurrió en el momento más inoportuno, cuando más lo necesitaba, cuando esas dianas eran lo único que lo separaban de disputar la final de la fase de ascenso a Segunda División B.

El Alondras despertó de la que ha sido una temporada de ensueño de una forma cruel, sin merecerlo, después de empatar sin goles ante un Racing B que se limitó a defenderse ante las acometidas locales. Los discípulos de Fredi estuvieron bastante espesos con el balón y apenas generaron ocasiones de peligro pero esos argumentos ya superaron con creces los que expuso sobre el terreno de juego el cuadro santanderino.

El técnico alondrista había advertido que su equipo debía ser más vertical, más directo a la hora de generar peligro. Pero esa táctica no fue interpretada de forma correcta por el once local. Con Santi Domínguez y Andrés incrustados en la defensa visitante, los cangueses pecaron de precipitación y de falta de precisión. Eso facilitó la labor de un Racing B que tenía muy claro que su único objetivo era defender el 1-0 de ventaja del partido de ida. Para ello explotó su mejor virtud: la organización defensiva.

Con este planteamiento, no fue extraño que la primera parte no ofreciese emociones. Tan solo hubo un par de buenas acciones de los locales. En la primera Sestelo remató alto un saque de esquina botado por Jacobo y casi a renglón seguido, Santi Domínguez reclamaba un inexistente penalti en una clarísima oportunidad en la que estuvo muy lento.

El Racing B sorprendió en la reanudación con un poderoso arranque en el que supo explotar sus bandas con Jairo y Docal. La situación sirvió de acicate al Alondras, que entonces, más por empuje que por control, se adueñó del balón y ya convirtió el resto del encuentro en un monólogo. Castilla estuvo a punto de marcar al desviar una peligrosa falta botada por Santi en el minuto 62. Outeiral envió su disparo fuera en el 65. Y Sestelo, en la mejor oportunidad, envió ligeramente desviado su remate de cabeza a la salida de un córner.

Fredi arriesgó situando una defensa de tres con Castilla, Rubén y Toni mientras que arriba jugaban como puntas Andrés, Santi y Félix. Pablo Martínez revolucionó la banda derecha y aportó mayor verticalidad, pero las opciones de peligro no llegaban. Félix falló una clara al resbalar cuando estaba dentro del área en buena posición para disparar a puerta.

Quedaban cinco minutos de descuento y O Morrazo animaba a los suyos a realizar el último esfuerzo para buscar ese gol que llevaría a la prórroga. Pero el Alondras siguió sin encontrar la claridad necesaria para amenazar al meta visitante. Los racinguistas hicieron su primer disparo a puerta en el 84, sin peligro, y tampoco supieron lanzarse en algún contragolpe ante un cuadro cangués que ya arriesgaba al máximo en su línea de atrás. Al final se impuso el 0-0 y el fútbol volvió a mostrar su cara más amarga. Al igual que en las fases de 2002 y 2006, el Alondras no encontró el premio de estar en la Segunda División B.