Ya es matemático. El Celta Bosco es equipo de la Liga Femenina. Se ha ganado el derecho a seguir en la élite del baloncesto femenino nacional en la pista. Los rivales y los problemas económicos no han podido con un conjunto que supo dar la cara en los momentos clave.

El conjunto vigués ganó los partidos importantes. Fue a más a lo largo del curso. Los fichajes se fueron amoldando. Superó la baja de Maja Vucurovic y la gente experimentada del club, Anna Gómez, Sara Gómez o Marina Delgado, supieron tirar del carro cuando el equipo las necesitaba.

El encuentro ante Rivas será un trámite. Los deberes ya están hechos. Es el momento de disfrutar, de dejar la tensión a un lado y realizar un baloncesto más alegre, sin presión. La victoria de la semana pasada ante Cadi La Seu fue vital para no pasar apuros. Sólo Obenasa podía alcanzar a las de Carlos Colinas. La permanencia era virtual. Las célticas tenían que perder todos sus compromisos. Las navarras hacer justo lo contrario. Un hecho complicado. Sobre todo porque el cuadro vasco tenía un enfrentamiento ante el Ros Casares, una de las potencias del baloncesto europeo. La lógica se impuso. Las actuales subcampeonas de la Copa de la Reina ganaron y sellaron el billete que permite al Celta Bosco continuar, un año más, en la Liga Femenina.