La lógica se impuso en Torrevieja. El conjunto vigués puso fin a su sueño copero al caer derrotado (32-24) ante el Cuatro Rayas Valladolid. El equipo pucelano dominó el marcador durante todo el encuentro, aunque no abrió distancias hasta los minutos del encuentro. El Academia Octavio se despide de la Copa del Rey con la sensación de que ha competido ante una de las potencias del balonmano nacional y, por qué no, uno de los favoritos para ganar el torneo del KO.

El duelo llegó igualado hasta el intermedio. El cuadro gallego, a pesar de estar algo atascado en la zona de ataque, se fue al descanso perdiendo por la mínima. El milagro todavía era posible gracias a un Raúl Nantes que estuvo espectacular durante todo el partido. El brasileño cedido por el Ademar León soltaba su brazo como si de un látigo se tratase. De ahí brotaba uno y otro misil que se perforaba la meta pucelana. El Cuatro Rayas Valladolid no era capaz de dar ese estirón que dejará visto para sentencia su pase para las semifinales de la Copa del Rey.

En la segunda parte, el cansancio comenzó a lastrar a los de Quique Domínguez a medida que iban pasando los minutos. El choque iba muriendo de la misma manera que la vida del Academia Octavio en el torneo del KO. Era una derrota dolorosa, previsible. El conjunto vigués afrontaba su día de premio. La recompensa a una primera vuelta que ha dejado la permanencia, el objetivo del club, prácticamente en el bolsillo.

En la recta final del duelo, el Cuatro Rayas Valladolid puso la puntilla. Los de Juan Carlos Pastor no bajaron nunca el ritmo de juego. La intensidad fue clave para que no se saltara la sorpresa en el primer partido de la Copa del Rey. Al final, el Academia Octavio se va con la cabeza alta. Despierta del sueño copero y afronta la realidad. Una realidad en la que debe lograr su primera victoria de 2012 para certificar, cuánto antes, su continuidad en Asobal.