Día redondo para el Celta, que defiende la segunda plaza batiendo con claridad a un rival directo en una jornada de máxima exigencia. Los triunfos la víspera del Almería y el Valladolid, inmediatos perseguidores y adversarios en ciernes de los celestes, acentuaban la necesidad del compromiso del Martínez Valero, del que el conjunto de Herrera no solo sale con vida, sino claramente reforzado.

El exceso de celo de Valdés Aller con la agresividad del Elche, un equipo físicamente imponente, feroz en el cuerpo a cuerpo e inasequible al desaliento, inclinó la balanza en favor del grupo de Herrera, que incluso en franca superioridad tuvo problemas para matar el partido. Pero las circunstancias favorables con que el Celta encontró en el arbitraje no deslucen la victoria del conjunto vigués, que fue mejor en igualdad de fuerzas, concedió muy poco al contrario y generó desequilibrio para quedarse en superioridad.

Una victoria, trabajada y necesaria, que descuelga provisionalmente al Elche de la lucha por el ascenso directo y pone sobre aviso al Almería y el Valladolid. El grupo de Herrera amplía a diez el número de partidos sin perder (ocho victorias y dos empates) con un impresionante balance de 18 goles a favor y 2 en contra y salda la cuenta pendiente con un adversario que le superó en la primera vuelta.

carrusel de expulsiones

La doble expulsión de Javier Flaño y Generelo en el minuto 15 de la segunda parte cambió por completo un partido que el Celta iba ganando a los puntos. Valdés Aller acertó mostrando tarjeta roja al lateral derecho del Elche por derribar a David Rodríguez cuando el talaverano enfilaba en solitario la portería de Juan Carlos tras un gran pase filtrado por De Lucas al balcón del área. Flaño era el último hombre de la defensa ilicitana y, por consiguiente, fue justamente expulsado.

El árbitro hunde, sin embargo, innecesariamente al Elche con la segunda amarilla y, consiguiente expulsión, a Generelo, el capitán de los franjiverdes, por "protestar ostensiblemente" su decisión, según recoge el colegiado en el acta. Un castigo excesivo, que convirtió el partido para el Elche en una especie de misión imposible. Nada puede objetar tampoco el Elche a la posterior expulsión Beranguer en la jugada previa al gol del Celta. El lateral izquierdo del Elche se desentiende de la pelota y derriba sin pudor a De Lucas en una jugada clara de gol. Segunda amarilla y, por tanto, expulsión.

exceso de nervios

Si hay que poner algún reparo al partido del Celta, es el insquietante exceso de nervios que atacó al equipo de Herrera cuando el partido se le puso cuesta abajo. La ansiedad por la posibilidad de fallar en circunstancias tan favorables pasó factura a los celestes. Con tres hombres más sobre el campo, el juego de los célticos se tornó impreciso. Sobró precipitación y faltó pausa e instinto para liquidar al contrario. Por momentos, dio el Celta cierta sensación de impotencia, de no saber cómo meter mano a un equipo que estaba herido de muerte. Lo consiguió, de modo imprevisto, en una acción a balón parado magistralmente ejecutada por De Lucas, que ayer volvió ser decisivo. El gol del barcelonés llegó en el minuto 83 de partido y en los 23 que mediaron entre la doble expulsión del Elche y el tanto del Celta, los celestes, pese a su evidente superioridad numérica, fueron incapaces de ensanchar el campo ni casi abrir huecos en la mermada defensa contraria.

Tampoco tuvo el Celta demasiada claridad tras ponerse en franquicia en el marcador. Con el rival moralmente en ruinas y físicamente abatido, el equipo de Herrera se equivocó en casi todo cuando tuvo que correr con la pelota. Tan sólo en el descuento, en un contragolpe de cinco contra uno, pudo matar el partido cumplir con el objetivo de superar al Elche en el coeficiente particular de goles.

mejoría de alex y de lucas

Una de las mejores noticias que proporcionó el partido de ayer en el Martínez Valero es la incidencia que han tenido en el partido Quique de Lucas y Álex López, dos puntales del equipo cuyo protagonismo había decrecido en los dos compromisos anteriores. Especialmente gratificante fue el partido del barcelonés, que participó en todas las acciones decisivas y quebró al Elche con el maravilloso lanzamiento de falta que apuntaló el triunfo. El ferrolano no brilló tanto por marcar el segundo gol contribuir, como lúcido complemento de un omnipresente Oubiña, a oxigenar el juego del Celta en el medio campo. Fue en este terreno, once contra once, en el que el Celta comenzó a ganar el partido.

miedo atávico a aspas

Si el equipo mostró cierta ansiedad, Paco Herrera tampoco contribuyó a dar una sensación de tranquilidad con sus decisiones. El cambio de Aspas, por ejemplo, denota un miedo atávico al impredecible carácter del moañés. Nada más ser amonestado mandó a calentar a Joan Tomás en previsión de que al moañés, que estaba completando un partido notable, le diera un mal aire y enfilase prematuramente el camino de la ducha. Pero Aspas no dio en ningún momento muestras de perder los papeles y la entrada de Joan Tomás como delantero centro desordenó al equipo. Mejoró un tanto la cosa con la entrada de David Rodríguez, que participó en la jugada clave de la expulsión, pero que estuvo lejos del sobresaliente que él mismo se concede.