"Me apetece estar solo. Llevo veinte días conviviendo prácticamente con los jugadores", truena Juan Carlos Pouso, vasco en la contundencia. Le viene del Lejonagoitia de su madre. El técnico, de 51 años, nació precisamente en la Lejona de la que surge el apellido. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en clubes de la zona como Getxo, Sestao River y Eibar, su cénit profesional en Segunda División. Sin embargo, ha proclamado: "Soy mestizo, mitad vasco, mitad gallego, ciudadano del mundo y agradecido a la mano que me ha dado de comer".

Añade incluso, si le preguntan por un sitio para visitar, que "cualquiera de la costa gallega". Porque es lo que le pide la memoria heredada de su cuerpo. Fue en Caamaño, parroquia de Porto do Son, donde nació su padre, Carlos Pouso, en 1917. Un gallego al que el hambre de la posguerra condujo en emigación al cinturón industrial del Gran Bilbao. Carlos falleció. En Caamaño le quedan a Juan Carlos Pouso una tía y un tío, ya mayores. "Hace tiempo que no voy", reconoce.

Pero en Porto do Son han celebrado con júbilo la clasificación del Mirandés. En la Taberna de Belarmino se han acordado mucho de su buen amigo. El propietario del establecimiento, Belarmino Maneiro Queiruga, todavía recuerda con afecto al padre del héroe de Anduva, "Juan era una gran persona. Teníamos una amistad muy fuerte. Su hijo Juan Carlos pasaba muchos veranos aquí y teníamos un contacto diario en esos meses. Su familia esparció las cenizas de Carlos en Castro Baroña como era el deseo de Juan".

La parroquia de Caamaño tiene unos gratos recuerdos de la etapa de juventud del entrenador del Mirándes. Junto a sus padres y sus hermanas Marisol y Angelines pasaba los meses estivales junto a muchos amigos. Uno de ellos es Juan José Paz Vila, conocido por el apelativo de "Carballa". Nadie mejor que él conoce al técnico vizcaíno: "Es una gran persona. Perdimos el contacto pero tengo muy buenos recuerdos suyos. Pasábamos todos los veranos juntos y nos reíamos mucho. Hacíamos nuestras fiestas, pero Juan Carlos era una persona a la que el fútbol le importaba muchísimo".

En aquellos veranos en las playas de Porto do Son, Juan Carlos Pouso militaba en los juveniles del Erandio: "Como jugador era el típico centrocampista vasco. Muy fuerte, pero también muy noble". Su amigo Carballa lo compara con el padre de Xabi Alonso, "se parecía mucho a Periko. Corría mucho para el equipo y cuando tenía que jugar duro también lo hacía".

Una de las anécdotas que Juan Carlos le confesó a su amigo Carballa es por qué se frustró su fichaje por los juveniles del Athletic de Bilbao. Al parecer, los directivos de San Mamés le insinuaron que debería dar más protagonismo al apellido de su madre (Lejonagoitia) en los círculos deportivos de la época: "Él siempre me contó que se negó a eso porque era Pouso para lo bueno y para lo malo".

Carballa tuvo noticias de que su amigo Pouso estuvo en el verano de 2009 por última vez en Porto do Son, pero no tuvieron ningún contacto, algo de lo que se arrepiente: "Me gustaría haber hablado con él, pero no pudo ser". Hará todo lo posible por ponerse en contacto con el entrenador del Mirandés y felicitarle por su hazaña.

El autor del gol que significó el pase del Mirandés a las semifinales de la Copa del Rey, César Fernández de las Heras Caneda, también tiene un fuerte vínculo parental con Galicia, concretamente con O Grove, de donde era su madre ya fallecida.

A sus 33 años, y en el transcurso del día más mediático de toda su carrera deportiva, César todavía recordaba con cariño aquellos veranos en casa de su tía Carmen: "Me lo pasaba muy bien. Mi tía era mariscadora y bajábamos a la playa a ayudarla con el rastrillo. Fueron muchos años allí aunque hace como diez o doce años que no vamos".

A Toxa también era parada obligada en las tardes estivales de su juventud hasta que sus obligaciones futbolísticas en las categorías inferiores del Athletic de Bilbao ayudaron a perder contacto con la península meca. Su carrera posterior también dejó días para el recuerdo como los ascensos conseguidos con el Sevilla en la campaña 2000/01 y con el Rácing de Santander en el ejercicio siguiente, en algunas de sus etapas como cedido por los de San Mamés, con los que llegó a disputar cerca de cuarenta partidos en Primera División. Ahora puede darse el gustazo de medirse a su equipo de toda la vida en las semifinales de la Copa del Rey. "Me hace especial ilusión, pero lo que estamos viviendo ya es algo histórico para nosotros. No quiero ni pensarlo en el caso de que podamos jugar la final", concluye.