El jugador del Celta Iago Aspas, que calentó el clásico del fútbol gallego con sus declaraciones a principios de semana, fue también protagonista durante el partido en el campo y en los cánticos de ambas aficiones en el estadio de Riazor.

El atacante gallego del Celta llegó al feudo blanquiazul después de haberse declarado antideportivista y haber reconocido que de pequeño celebró la patada antideportiva de Vagner al exdelantero del Deportivo Diego Tristán en el campo de Balaídos.

Algunas pintadas en el estadio de Riazor iban dirigidas contra él y también algunos cánticos de los 'Riazor Blues' que tuvieron respuesta de los 'Celtarras' que se desplazaron para presenciar el encuentro en el campo del eterno rival.

Las declaraciones de Aspas obligaron a su técnico, Paco Herrera, a pedir perdón públicamente un par de días antes del choque y también fueron condenadas por el presidente del conjunto vigués, Carlos Mouriño.

El jugador de Moaña, que llegó en racha al clásico, se jugó la titularidad en los planes de Herrera, que finalmente le incluyó en el once con el que afrontó el partido de Riazor, pero no estuvo acertado.

En el inicio del encuentro, antes y después del tempranero gol del Deportivo, anotado por Jonathan Vila en propia meta a los cuatro minutos, varias bengalas que emitían destellos lanzadas desde el fondo de los 'Blues' interrumpieron por momentos el partido.

Los bomberos las apagaron, por megafonía se advirtió a los aficionados que se abstuvieran de lanzarlas y el partido continuó con normalidad.

Las dos hinchadas arroparon a sus respectivos equipos y la del Deportivo pidió un plus a los suyos en los momentos de debilidad a pesar de tener el marcador a favor.

El 1-1 anotado por el chileno Fabián Orellana a ocho minutos para el final animó a la afición del Celta, que comenzó a lanzar sillas hacia la grada inferior del estadio.

Sin embargo, la felicidad le duró poco, el minuto que tardó en perder el balón el chileno y en responder el franco-tunecino Lassad Nouioui con el gol que permitió al deportivismo celebrar el triunfo en el clásico después de tres derrotas en los anteriores disputados en Primera.