Disturbios en las calles aledañas a Riazor y el lanzamiento de piedras contra varios autobuses de aficionados del Celta empañaron los compases previos al regreso de la gran fiesta del fútbol gallego. Deportivo y Celta volvían a verse las caras, esta vez en segunda división, en un partido de muchas y encontradas emociones entre los aficionados gallegos al fútbol.

Salió el Celta más ofensivo que nunca, con Oubiña cerrando el centro del campo y toda la pólvora en el ataque. Herrera alineó de inicio a Álex López, De Lucas, Iago Aspas, David Rodríguez y Mario Bermejo. Dispuesto a ser "más Celta que nunca", como el entrenador celtiña no se cansó de repetir en los días previos al derbi, el equipo vigués se presentó en Riazor con un perfil mucho más ofensivo que el equipo local, que dejaba a Riki como única referencia en ataque.

Un tempranero gol del Deportivo, favorecido por una defensa blanda y la mala fortuna, desconcertó los planes de Herrera. Con sólo tres minutos en el reloj, una jugada en la banda derecha del Deportivo acabó con un remate de tacón de Riki que impactó en Vila y acabó con el balón en el fondo de las mallas. Gol en propia puerta y el Celta con la difícil misión de darle la vuelta al partido.

Sustituido Riki por Lassad, a causa de una lesión sufrida por el madrileño, el Deportivo se mostró más vertical que el Celta -más combinativo y paciente-, pero apenas tuvo mordiente durante la primera parte. Sí por su banda izquierda, donde la velocidad de Solomao hizo más de un roto a Oier, que sustituía al habitual Mallo, ausente por su convocatoria en la selección sub 21.

La falta de movilidad en ataque del Celta durante buena parte de los primeros 45 minutos hacía que el equipo vigués no llegara a carburar y a penas causara peligro en el área deportivista. Los diez últimos minutos de la primera mitad, sin embargo, el Celta tuvo al Deportivo prácticamente encerrado en su área y contó con varias ocasiones de empatar el partido. La más clara, un remate tímido de David Rodríguez tras un estupendo pase bombeado de De Lucas desde la línea de tres cuartos.

ORELLANA DE CAL Y ARENA

En el arranque de la segunda parte, el Celta salió con la firme intención de llevar la batuta del encuentro y contó con ocasiones para nivelar el marcador. Mario Bermejo tuvo el empate en sus pies tras un estupendo pase en profundidad de Iago Aspas, pero Aranzubia blocó su disparo. Sin embargo, el Deportivo, que había salido agazapado en su área buscando una contra, pasó a controlar más el cuero y a llegar con cierta soltura al área celeste. Los de A Coruña tuvieron pudieron sentenciar por partida doble en dos remates. El primero de Valerón, tras la enésima internada de Salomao por la banda y el segundo de Lassad, que chutó bajo y se topó con Yoel.

Con el partido decantándose de parte del equipo coruñés, Herrera introdujo chispa en ataque con Joan Tomás y Orellana, que sustituyeron a Bermejo y David Rodríguez, respectivamente. En los últimos quince minutos, el Celta volvió a funcionar y crear peligro. El ansiado y merecido empate llegó tras una jugada coral que acabó con Orellana agarrado en el área y rematando un balón desde el suelo que se coló hasta el fondo de la portería defendida por Aranzubía. Desgraciadamente, el chileno fue protagonista de la siguiente jugada al perder un peligrosísimo balón en el medio del campo. Con una suficiencia aplastante, Lassad chutó desde la frontal y colocó el cuero en la escuadra derecha. El empate le duró al Celta menos de un minuto. En los diez minutos finales, sólo hubo tiempo para que el Celta lo intentara a la desesperada y Aspas se llevara una amarilla. Los de Herrera tendrán que esperar hasta abril para tomarse la revancha en Balaídos.