Manel Fernández recogió el acta de concejal y casi sin tiempo para sentarse en el despacho se ha encontrado con el primer problema. El Academia Octavio está en la cuenta atrás para resolver si compite la próxima temporada en la máxima categoría del balonmano nacional, derecho que se ganó a lo largo de los últimos meses ya que sigue sin tener las garantías económicas suficientes.

El conjunto vigués tiene que poner en la mesa antes del 20 de junio (lunes de la próxima semana) los 135.000 euros que la Asobal obliga a pagar a los clubes por los derechos de participación en la mejor Liga del mundo. Javier Rodríguez, presidente del club vigués, advirtió después de lograr el ascenso que a diferencia de otras temporadas él no iba a pagar de su bolsillo ese dinero y pidió la ayuda de las administraciones públicas. El alcalde Abel Caballero le tranquilizó y manifestó públicamente que el equipo competiría en la máxima categoría.Han pasado las semanas y el asunto sigue sin solucionarse en gran medida por el "vacío" que se ha producido en el Concello mientras no han tomado posesión los nuevos concelleiros. Sin embargo el reloj sigue corriendo y el Octavio necesita dejar todo solucionado esta semana para hacer efectiva el próximo lunes su participación la próxima temporada en la Asobal. Rodríguez espera impaciente, se suceden las llamadas, infructuosas por el momento y el temor a la renuncia se mantiene.

Parecida situación a la del Octavio la vive el Celta de baloncesto que tampoco tiene claro su futuro y cuya situación, si cabe, es más desesperada porque al club dirigido por Paco Araújo le quedan dos alternativas: jugar en la Liga Femenina o desaparecer. La opción de militar en la Liga Femenina 2, que era un paso intermedio y que podría mantener con vida al equipo mientras llegan tiempos mejores, ha desaparecido porque ya no quedan plazas libres. Las viguesas también necesitan un empujón de las instituciones en este momento y la vista la tienen puesta también en el Concello de Vigo. Tienen algo más de margen, hasta el fin de mes, que el conjunto de balonmano, pero la situación es igual de desesperada.

Los clubes vigueses de la máxima categoría asisten desesperados a situaciones como la del Obradoiro de baloncesto que acaba de lograr el ascenso a la Liga ACB y que necesita poner un canon para participar de casi tres millones de euros. Allí existe una movilización general para conseguir ese dinero y se temen que se repita lo sucedido hace dos años cuando el club santiagués recibió un aluvión de subvenciones para garantizar su presencia en la ACB.

Los responsables de los equipos vigueses ven el futuro cada día con más excepticismo. Esperan algo más que un gesto para no colgar el cartel de "cerrado".