El Vacansoleil se ha cansado del silencio de la Unión Ciclista Internacional (UCI) sobre Ezequiel Mosquera y ha inscrito al teense en el Tour de Romandía. La escuadra holandesa quiere contar con su principal figura para las rondas de una semana que se avecinan, ya con vistas al Giro de Italia o más probablemente el Tour de Francia. Es a la vez una forma de presionar al organismo para que adopte una decisión, sea para archivar el caso o para imponer alguna clase de sanción. Es la actual parálisis lo que incomoda y sitúa a todos ante una situación surreal.

El positivo de Mosquera por hidroxietil almidón, durante una etapa de la Vuelta a España, se conoció el 30 de septiembre, dos semanas después de que el entonces líder del Xacobeo hubiese firmado su contrato hasta 2012 con el Vacansoleil. El hidroxietil no es una sustancia dopante. Se prohíbe su uso por vía intramuscular desde los tiempos en que servía para enmascar productos como la EPO. Hoy en día los análisis ya han anulado ese obstáculo. De hecho, en los laboratorios de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) en Colonia se examinó la orina de Mosquera y se descartó el doping. Las cantidades tampoco apuntan a que se inyectase el hidroxietil, lo que el ciclista además niega. Sus abogados manejan la hipótesis de que lo ingiriese a través de algún alimento o de cualquier otra forma legal.

El caso es que la UCI no ha ofrecido ninguna postura oficial desde entonces, salvo constatar que Ezequiel Mosquera tiene su licencia activa y puede correr. Pero en el ciclismo actual la política cuenta tanto como la ciencia. El Vacansoleil, afectado por la supuesta autotransfusión de su otra gran apuesta, Riccardo Ricco, quiso mostrar buena voluntad ante la UCI y decidió "apartar del equipo a Mosquera, que no suspender" mientras no se resolviese la investigación.

El santiagués y sus asesores legales también han escogido la vía de la discreción y la cooperación. Mosquera no realiza declaraciones altisonantes. Sufre en la intimidad la angustia. Se ha limitado a emitir una nota pública en la que pide el archivo de su causa.

Mientras, la temporada de las clásicas se ha ido sin que haya podido debutar con el Vacansoleil. No eran pruebas para su lucimiento, pero sí para rodarse. Sin embargo, ha tenido que entrenarse en solitario, según el ánimo que tuviese cada mañana al levantarse y sin que su actitud ni la del Vacansoleil tuviesen respuesta por parte de la UCI. Los plazos legales previstos se han ido incumpliendo, pese a que Mosquera incluso renunció a que se analizase la muestra B para acelerar el proceso.

Pero el Vacansoleil se ha cansado de sacrificar su potencial deportivo a favor de las apariencias. Los dirigentes del equipo holandés han inscrito a Mosquera en el Tour de Romandía, que se disputará del 26 de abril a 1 de mayo. Es seguramente tarde para que el gallego adquiera un estado de forma que le permita brillar en el Giro, del 7 al 29 de mayo. Seguramente la planificación del Vacansoleil contemplará que alcance su pico óptimo de rendimiento en el Tour de Francia. Sería su primera participación (también en el Giro, que se perdió en los tiempos del Xacobeo por un desgraciado accidente casero). Mosquera acaba de ser padre y mentalmente ha recobrado la fortaleza necesaria para dejar atrás este tortuoso laberinto. Falta que la UCI rompa en algún momento su silencio administrativo.