Un fantasma recorre las retransmisiones televisivas, un jugador de apellido esdrújula que le arrebata a Dani Abalo su fama. Este "doppelganger", este impostor, encara como él a los laterales, los dribla igual, calca sus minutos y sus asistencias. Es un "okupa" de sí mismo, al que desea desalojar. "No hace gracia que se equivoquen en todas las cadenas, aunque lo importante es que suene el nombre", indica Abalo, el de siempre, arousano y grave, con la segunda "a" imponiéndose en fuerza sobre la primera.

La confusión surge en la eliminatoria copera con el Atlético de Madrid de la pasada temporada. O es al menos cuando se hace palpable. Todo el país contempla cómo el Celta le planta cara al cuadro colchonero. Por la banda se agita un tal Ábalo, según los locutores. En Balaídos, algunos aficionados cuelgan una pancarta: "Señores de la Sexta, es Dani Abalo, no Ábalo".

La pronunciación incorrecta se contagia entre periodistas. Se extiende como un virus entre las cadenas, sin que las quejas le pongan remedio. "Ya me dijeron que una vez en Canal Plus lo intentaron corregir y aún siguen diciéndolo", comenda Dani. "No se debían equivocar. Aunque mientras suene quiere decir que el Celta se retransmite, que lo siguen. No es algo que me preocupe".

La familia, copropietaria del apellido y en consecuencia víctima colateral, se lo toma con igual mezcla de indiferencia y resignación. Los amigos, no. "Son los que más se ríen y más se cabrean y escriben sobre eso", revela el extremo celeste. "No es para tanto".

El error que va de boca en boca atraviesa fronteras y se se refina en el traslado al papel. El corresponsal de la Agencia EFE en Tarragona incluye en la alineación del Celta a un tal Dani Ávalo, que en el minuto 72 reemplaza a Iago Aspas. Y es él, claro. En Segunda División, los rostros se difuminan, la información interesa a un grupo restringido. "Ojalá lo puedan rectificar porque todos lleguemos a Primera, que es lo que importa".

Así que fue Ávalo el hombre al que Iago Aspas quiso dedicar el primer gol con un fuerte abrazo por mitigarle la pena del banquillo. Abalo dedicó alguno suyo al moañés con los papeles cambiados. "Somos buenos compañeros desde hace mucho tiempo. Nos hemos entendido bien desde el primer día que nos conocimos. No desesperamos ninguno de los dos. Seguimos luchando por jugar más. Somos un gran apoyo el uno para el otro todo el rato", analiza. Iago le pronuncia bien el nombre, Dani Abalo para el fútbol camino de Avalon, donde duerme su sueño eterno el rey Arturo.