La Copa del Mundo llega hoy a Vigo por décima vez. En 2002 se inició una de las páginas más brillantes de la equitación gallega y que ha alcanzado un nivel y un prestigio mundial. El esfuerzo que se realizó en los primeros años ha tenido una gran compensación. El Concurso Internacional de Saltos alcanzó una nueva dimensión y se ha convertido con el paso del tiempo en un referente no sólo a nivel nacional, sino también en una escala básica de los circuitos ecuestres más importantes.

Cuando en el mes de febrero Franke Sloothaak cruzó como ganador la línea de llegada de la primera prueba viguesa de la Copa del Mundo, se inició un camino sin retorno. El proyecto, diseñado en principio para unos cuantos años, se convirtió en casi permanente. "Vigo tendrá Copa del Mundo hasta que quiera", dicen los responsables de la organización a nivel internacional. No es una declaración de intenciones, sino una realidad.

Una de las mejores infraestrucuras del circuito, una pista de ensayo que es la envidia de otras organizaciones, un cuidado especial con los caballos y los jinetes, un recinto que debió ser ampliado, el espectáculo como una de las señas de identidad propia y el apoyo del público han sido los ingredientes que han propiciado que a partir de hoy se dispute una edición histórica.

Cuarenta jinetes de 17 países estarán hoy en la línea de salida para disputar la fase de calificación para la prueba de mañana. Servirá para comprobar el estado de forma de los caballos, un contacto real con la pista y también establecer el orden de salida para la jornada de mañana, la decisiva. Seis de los mejores binomios del mundo entrarán en acción. Junto a ellos, trece españoles, un registro también histórico. Manuel Añón será el único representante gallego, salvo que decida no participar a última hora. Carlos Domínguez, el vigués, renunció a la prueba, al igual que sucediera el año pasado. Ya estuvo dos veces en la Copa del Mundo, algo que se puede considerar también como un hito.

Los favoritos son los seis jinetes que están clasificados entre los diez mejores del mundo. Y entre ellos sobresale Pius Schwizer. El suizo ganó el pasado sábado en Burdeos una prueba similar, lo que le ha servido para que sus rivales le tengan en cuenta. Frente a él, otros cotizados deportistas, como Kevin Weishautpt, Michael Whitakeer, Mali Bayard, Steve Guedart, Edwina Alexander, Lars Nieberg, Ludger Berbaum o Athina Onasis. Todos ellos se pueden considerar favoritos.

La representación española es amplia. Sergio Álvarez Moya es el que mejor clasificado está en la Copa del Mundo, ya que figura séptimo en la clasificación provisional. Pero Rafi Latham, Jesús Garmendía o Marta Ortega confían en obtener buenos resultados. Mención aparte merece Cayetano Martínez de Irujo, uno de los hombres que más trabajó para que Vigo fuera sede de la Copa del Mundo y que no ha tenido suerte en Cotogrande. Por una u otra circunstancia, siempre se ha quedado alejado de los primeros lugares. Pero cuenta con el apoyo popular.

Ningún español ha conseguido ganar la prueba viguesa de la Copa del Mundo. Sólo un jinete ha repetido triunfo. Thomas Fruhmann se impuso en 2006 y 2008. Son detalles que demuestran la dificultad y la calidad de una prueba de alto nivel. Los errores se pagan con derrotas. Ludger Berbaum, considerado por muchos como el mejor del mundo en esta especialidad, sólo ha podido llevarse un Ciudad de Vigo. El alemán acude a esta edición con el objetivo de saldar alguna cuenta pendiente.

La Copa del Mundo alcanza su madurez y piensa en el futuro. Los organizadores dicen que tienen garantizada su continuidad al menos hasta 2013. Pero hoy se abrirán las puertas a un concurso consolidado y que va a propiciar otro debate. La posibilidad de que en Vigo se pueda disputar la gran final, como lo hará este año la ciudad alemana de Leizpig. Es, de momento, un sueño.