Fran Crujeiras, con un pie en la calle

Fran Crujeiras, a falta de la confirmación oficial del club, dejará el puesto de director general del Pontevedra en los próximos días. Según los empleados del club, en estos momentos el dirigente está disfrutando de las vacaciones que todavía tiene pendientes. En la sede de Benito Corbal no haya ninguna persona autorizada para tomar cualquier decisión importante, tanto en el aspecto económico como deportivo, de ahí el malestar que existe entre los trabajadores.

Se especula con la posibilidad de que el director general presentará su dimisión irrevocable tras las protestas que se dejaron notar durante la pasada asamblea de accionistas que se celebró el pasado viernes en la que se le invitó a marcharse.

En dicha asamblea, Fran Crujeiras reconoció que tenía un contrato por tres años y que su sueldo anual era de 72.000 euros brutos, mientras que Artur Tamazian está cobrando anualmente 50.000 euros brutos, cantidad muy exagerada para un club de Segunda División B que presenta pérdidas en cada ejercicio, como en el actual, en el que está previsto que se pierdan 426.000 euros.

Además, en su día, le manifestó a la plantilla que dimitiría de su puesto en el caso de no ponerlos al día en sus cobros. Precisamente el no cumplir esa promesa propició que los jugadores acudiesen en masa al club para reclamar sus honorarios . Tras saber que no había dinero, tomaron la drástica decisión de hacer todos los preparativos necesarios para ir a la huelga, por lo que está previsto que se nieguen a entrenar y jugar los partidos oficiales al regreso de sus vacaciones, tras realizar las pertinentes consultas con la Asociación de Futbolistas Españoles.

La decisión del consejo de administración de apartarlo del puesto puede ser como consecuencia de la presión que están ejerciendo todos los futbolistas que pertenecen al club, así como la masa social. Los representantes de las peñas ya mantuvieron el pasado lunes una reunión en los bajos del Estadio de Pasarón en la que decidieron celebrar una manifestación en contra de los dirigentes tras la pésima gestión que se viene realizando en las últimas temporadas.

La intención, además de manifestarse, es no entrar en el estadio el domingo día 2 de enero, en el choque frente al Lugo, hasta que ya vayan disputados cinco minutos del derbi.

Lo que si es extraño es que dada la gravísima situación por la que está pasando el club, el director general abandone el puesto en unos momentos que pueden ser vitales para salvar al club de la desaparición. De no consumarse un acuerdo con la plantilla antes de que opten por la huelga, el equipo estaría a un paso del descenso, ya que además de darle por perdido el encuentro por 0-3, se le restarían otros tantos puntos en la clasificación, por lo que pasaría a estar en la última posición de la tabla y con escasas opciones de poder remontar puestos.