Los caprichos del juego

El fútbol tiene curiosos caprichos. Paco Herrera planteó el partido con la obsesión de no ir nunca por debajo en el marcador. El técnico –consciente de que remontar al Girona en su campo es una misión de locos dada la fiereza con la que los de Agné protegen su portería de Montilivi– optó por meter aire nuevo en ataque y afianzar el trabajo defensivo. Cabe pensar que su plan era resistir todo lo posible la previsible embestida del rival y cuando el Girona se echase al monte dar entrada a los veloces David Rodríguez y De Lucas para matarlos. Pues sucedió que el Celta se adelantó y se le indigestó. Bajaron un punto la intensidad y desaprovecharon los momentos en los que el Girona daba tumbos por el campo. Permitieron que cogiesen el aire suficiente para soltar un golpe y por ahí vino un empate cuyo sabor no se sabrá hasta el próximo sábado: si se gana al Salamanca será un punto maravilloso.La famosa media inglesa (empate fuera, victoria en casa) que tanto obsesionaba a Irureta.

La defensa

El Celta empieza a defender bien. Es algo que lleva años sin hacer. Pero el equipo comienza a tener automatismos propios de quien sabe cómo guardar a su portero sin necesidad de acumular gente delante del área. Los de Herrera lo hicieron de forma primorosa durante todo el primer tiempo, situando la línea de presión arriba, con el esfuerzo de sus centrocampistas y el eficiente comportamiento de los cuatro detrás (enorme Murillo otra vez en el lateral). Encajaron un gol en el segundo tiempo en una acción a balón parado que es más mérito del Girona que demérito del Celta. Pero a Primera División se va marcando muchos y regalando pocos o casi ninguno. Y eso es lo que está empezando a hacer el equipo vigués.

Los minutos clave

Llegaron después del gol del Celta que dejó al Girona con la cara desencajada porque el Celta estaba siendo mucho mejor y no tenían noticia alguna del balón. En ese momento a los vigueses se les debería haber afilado el colmillo, pero no fue así. Insistieron, sí, pero sin la decisión del arranque y eso permitió al Girona seguir vivo más tiempo del previsto. Faltó instinto criminal.

Aspas y Tomás

Fueron la gran novedad en la alineación al entrar por De Lucas y David Rodríguez. Habrá quien responsabilice a estos cambios del empate, pero sería injusto porque en el notable partido del Celta en el primer tiempo tuvieron mucho que ver las ganas y la movilidad de estos dos jugadores. Además, la decisión de Herrera –al margen del resultado de ayer– es importante para mantener enchufado al banquillo y para que muchos futbolistas no lleguen a los meses claves de la temporada con el cuentakilómetros a punto de reventar.

Álex López

Habría que ir pensando en meterle en un balneario para que descanse durante la semana del brutal esfuerzo que hace cada domingo. Llega al área del Celta para defender de forma constante y pisa el área rival tanto como lo hace por ejemplo Roberto Trashorras. El equipo se ha acostumbrado tanto a su generoso despliegue que cuando se para un momento a descansar o toca sustituirle, el Celta se tambalea porque no hay nadie que haga un trabajo parecido.

López Garai

Cuesta entender que Herrera no le conceda al menos un pequeño descanso porque lleva una serie de partidos demasiados discretos. Con la espalda siempre cubierta por Bustos hay que exigirle que se involucre mucho más en la distribución y en ese sentido está fracasando de forma evidente. A veces uno piensa en que no estaría de más ver a Alex López asomarse en esa posición. Sucedió un ratito ante el Albacete y fue una maravilla.