Mal arbitraje de Andrés Manuel Ceballos Silva, perjudicial para el Celta en el cómputo general pero sin sesgo. El extremeño erró en decisiones importantes. No interpretó como penalti sendas manos béticas. Consintió las pérdidas de tiempo verdiblancas. A cambio ignoró un control ilegal de Hugo Mallo en la jugada del gol de Álex López y frustró por fuera de juego inexistente un mano a mano con Falcón de Jorge Molina. Ni siquiera supo administrar los gestos y las charlas. Contribuyó a incendiar fuegos en vez de apagarlos. El arbitraje, en esta ocasión, fue un elemento extraño y deslucido en un atractivo encuentro.

Ceballos detuvo el juego, ya en el periodo de prolongación, y recogió una botella de cristal que habían arrojado cerca de Israel, en el córner entre Preferencia y Fondo. La multa al Celta será inevitable.