Son dos clubes históricos –cada uno acumula 46 temporadas en Primera División_–, a los que un enfrentamiento en la Copa del Rey ha marcado sus enfrentamientos en la última década. Al menos, las aficiones del Celta y el _Betis tienen presente la polémica que se originó durante el partido de ida de la semifinal del torneo del KO en la temporada 1996-1997. La acción antideportiva del croata Bjelica dio pie a un polémico periodo que involucró a otros futbolistas de ambos equipos, como Karpin, Mostovoi y Dani Martín. La situación se ha normalizado, como quedó reflejado el viernes en el reencuentro en Huelva con el delantero andaluz, ahora en las filas del Recreativo. La desaparición paulatina de Manuel Ruiz de Lopera de la dirección del club andaluz también ha contribuido a alcanzar una situación de normalidad entre las dos longevas entidades.

Pero antes de que Dani se convirtiera en uno de los enemigos del celtismo, éste señaló a Nenad Bjelica como el responsable de que el equipo vigués no pudiese disputar el título de la Copa del Rey al Barcelona tres años después de perder la final del Manzanares ante el Zaragoza. El croata recibió el balón en un saque de banda cedido por los celestes para que las asistencias atendieran a un rival lesionado. Bjelica no devolvió el balón, como se esperaba, disparó a portería y marcó el gol que supuso el triunfo bético ante su público.

El partido de vuelta en Balaídos fue de alta tensión y los andaluces aprovecharon las circunstancias y se metieron en la final, que perdieron ante el Barça.

Cinco años después, otro Betis-Celta volvió a acaparar la atención mediática. Pérez Burrull expulsó a Karpin y a Mostovoi en un encuentro bronco en el que se dio a conocer Dani Martín. El delantero andaluz fingió faltas y agresiones hasta desquiciar a los célticos. El estamento arbitral, sin embargo, puso al descubierto las artimañas de Dani al retirarle la tarjeta amarilla a Fernando Cáceres por una supuesta falta al delantero bético.

Desde entonces, la aparición del atacante andaluz en Balaídos causó mucho malhumor. La polémica ha salpicado incluso a uno de los ídolos del celtismo. La presencia de Víctor Fernández al frente de los béticos provocó guerras dialécticas. La más significativa fue la que llegó hasta el Comité Antiviolencia por unas declaraciones Pablo Cavallero, portero del Celta.

El último descenso céltica a Segunda también pasó factura a las relaciones entre ambos clubes. En Vigo desconfiaron de la victoria del Betis en Santander en la última jornada de Liga y que mandaba a los celestes al pozo. La historia incluso se enturbiaba por el protagonismo del ex céltico Edu, autor de los dos primeros tantos de los andaluces en El Sardinero. Fue el colofón a una historia de dos queridos enemigos que el próximo domingo se reencontrarán en Balaídos.