Paco Herrera lo ha repetido ya varias veces: "Los rivales nos conocen más". Lo ha esgrimido como argumento para aclarar esta tanda vigente de empates, engordada en Huelva. "Los otros entrenadores no son tontos", ha afirmado. Roberto, el portero lucense del Granada, se lo reveló a Roberto Lago a la conclusión de su enfrentamiento en Balaídos. "Los rivales te conocen. Los compañeros nos lo dicen. El día del Granada hablé con Roberto, me dijo que habían planteado bien el partido. Taparon mis subidas". El Celta, en suma, se ha vuelto previsible. Necesita una vuelta de tuerca, un plan B que lo refresque y desoriente al adversario. El próximo domingo espera el Betis, quizá con el liderato en juego. El termómetro decisivo para un equipo vigués que prefiere atajar los males en su origen.

Y es el cuerpo médico el que le da a Paco Herrera la primera herramienta para modificar los reglajes celestes. Quique de Lucas ha recibido el alta. Ayer se ejercitó a buen nivel. Con él en la cancha, el Celta ha sumado seis victorias y una derrota; sin él, tres empates.

Lago niega que exista dependencia del catalán. "Soy rotundo en esto. No hay ningún jugador imprescindible. De Lucas es importante. Nos da otro tipo de cosas, es experto. Pero también hemos hecho gol sin él", aclara.

La escuadra mantiene efectivamente la pegada que le distingue esta campaña. Pero su juego no fluye igual. De Lucas marca el ritmo, lee los choques, igual asiste que marca y le distrae a David Rodríguez la atención de los centrales. El Celta ha querido jugar a lo mismo sin su presencia y ha fracasado. El esquema pierde filo e intensidad. Hay calidad de pase con Aspas y Trashorras juntos, pero escasas alternativas de finalización.

Pero es un problema que trasciende lo que atañe a De Lucas. Herrera transformó el equipo adicto a la posesión que le había dejado Eusebio en uno que vive a la contra. Los primeros adversarios no advirtieron el cambio. Creyeron robar un balón que el Celta, en realidad, les regalaba. La treta ha quedado al desnudo. Nadie consiente ahora los latigazos vigueses.

"Los equipos tienen vídeos, miran cómo jugamos. Habrá que darle algún cambio a las cosas para que funcionen desde el primer minuto. No sé en qué, el entrenador es quien debe ver eso", opina Yoel e igual Roberto Lago: "Las jornadas avanzan y los rivales te conocen. Creo que el equipo está planteando bien los partidos. Al final, el rival puede hacerte peligro y jugar mejor que tú. Es fútbol. Pero sí que es verdad que podemos tener otro tipo de recursos. Está bien que un equipo tenga diferentes maneras de jugar. Ahí se verá qué rivales quieren luchar por el ascenso. Hay que tener soluciones para esto".

Paco Herrera es hombre reflexivo, que contempla el fútbol como algo dúctil, rico en matices, maleable. Lo ha demostrado. Ha dado varios golpes de timón en estos dos primeros meses de competición. Renunció a esa idea tan codiciada por él de alinear a Trashorras en la medular; ha incluido a Bustos en su fórmula para ganar en blindaje defensivo; ha explorado las bandas con Abalo o ha renunciado a ocuparlas con atacantes para abrirle espacio a los laterales; ha dado paso a la titularidad a aquellos que le funcionaban como revulsivo. Y es probable que discuta nuevos matices con sus ayudantes porque el Betis añadirá su calidad al estudio del Celta y es el choque del domingo un partido que entusiasma.

Lo más positivo es que el Celta reflexiona sobre sus primeras muestras de fragilidad instalado en la segunda posición y con una producción constante de puntos. Lo destaca Roberto Lago: "La dinámica es buena. No hay que obsesionarse por tres empates. Cuando llegue la victoria, se revalorizará el doble. A pesar de jugar mal, el equipo fue capaz de sufrir y sacar un punto". Mejor curarse en salud.