El Breogán no fue capaz de frenar el tiro exterior del Oporto, que le hizo mucho daño al conseguir porcentajes que se acercaron al 60%. El relax del equipo lucense obligó al Rubén Domínguez a pedir un tiempo muerto a ocho minutos para el final para leer la cartilla a sus jugadores.

El partido comenzó con un fuerte ritmo. Los fallos en el tiro fueron continuados. La marcha del encuentro era endiablada, sobre todo por la ausencia de faltas personales que cortaban el desarrollo del juego. Los lucenses trataron de cortar el acierto anotador de los portugeses ajustando la defensa, pero no pudieron frenar al conjunto luso. Aunque no fue un encuentro duro, la realidad es que la cantidad de faltas personales señaladas hicieron que el choque perdiera intensidad. El Oporto volvió a ser mejor en la selección de tiro de ahí que se fuera en el marcador consiguiendo ventajas de hasta quince puntos.