Al Celta le basta con una pegada mortífera para ganar los partidos que hace poco acababan escurriéndosele de las manos por errores propios, como los que ayer cometió ante el Córdoba. Pero ahora cuenta con gente de mucho gol, como David Rodríguez (suma cuatro), De Lucas o Joan Tomás. En tres jornadas, el equipo vigués suma siete tantos, casi la quinta parte de los que realizó el curso pasado en cuarenta y dos (38). Con esa efectividad, se superan fallos y adversidades.

La defensa pierde

Lo que ha ganado en poder ofensivo lo ha perdido en eficacia defensiva. La zaga céltica fue la sexta mejor de Segunda (44 tantos encajados). Ha perdido la consistencia que obtuvo con mucho trabajo la campaña pasada. Ayer estuvo a punto de tirar el partido por un error monumental ante la falta de entendimiento entre Roberto Lago y Falcón. El Córdoba le dio la vuelta al marcador y pudo ampliar la ventaja, pero el lanzamiento de Usero lo repelió el poste.

En estado de gracia

Pero los celestes cuentan con un ataque demoledor, en el que sobresale el acierto de David Rodríguez. Pero no sólo el toledano se encuentra en estado de gracia. Quique de Lucas firmó una actuación sobresaliente: dio las tres asistencia de gol del Celta. El barcelonés mejoró las prestaciones de Abalo en Soria, aunque le faltó sumar su segundo gol. En cambio, permitió que en esta faceta se estrenase otro debutante esta temporada en el Celta, el gerundense Joan Tomás.

Herrera ya tiene equipo

Ante el Córdoba, Paco Herrera repitió el equipo que venció al Numancia. Con algún pequeño retoque –quizás la entrada de Murillo por Mallo–, el técnico ha encontrado el once tipo, en el que Aspas y Joan Tomás tienen un papel importante, aunque como revulsivos. De este equipo titular, la gran aportación de Herrera es situar a Vila de central y a Alex de pivote. Trashorras regresa a su posición natural, de enganche, pero tendrá que estar atento porque Michu también reclama un puesto.

Fortaleza mental

Ganar en la última jugada tras dejar escapar una ventaja en el marcador supone una gran alegría. Pero lo más importante es el refuerzo mental que supone para los jugadores. El grupo que dirige Herrera ya lo demostró en Alcorcón, donde no bajó la cabeza tras dos expulsiones y con la eliminatoria en contra. Ayer, superó una difícil situación, pues Balaídos se le atragantaba a los célticos en las últimas temporadas.