La prensa madrileña lo llamó "el lector de Dostoiesvki" cuando descubrió la afición por la lectura que tenía aquel vigués que en 1948 acababa de fichar por el Real Madrid. Pero en el apodo por el que es reconocido el mítico goleador tuvo mucho que ver este periódico, como ayer se encargó de recordar el propio Pahiño. Durante su intervención en el campo de Navia que lleva su nombre, señaló que fue un periodista de Faro de Vigo quien le añadió "la hache intercalada que ya se mantuvo para siempre y por la que se me reconoce en todas partes".

Le costó recordar, sin embargo, al autor de aquella licencia gráfica que le distinguía del nombre del ave marina que despedía a los marineros que acudían a faenar al Gran Sol. El joven Manuel Fernández Fernández, apodado Paiño, pasó a llamarse Pahiño por obra y gracia de Manuel de Castro, Hándicap, principal promotor de la fusión del Fortuna y el Vigo, de la que nacería el Celta. "Sí, fue él quien le añadió la hache a mi apodo".

Con un poco de ayuda, Pahiño recuerda la identidad de quien reformó su sobrenombre, mientras habla de su afición por la literatura. "Viajábamos mucho y los desplazamientos eran muy largos, y con tanto tiempo sentado en el autobús me fui aficionando a la lectura". Y como muestra de su rebeldía, por sus manos pasaban obras poco recomendables en un régimen totalitario.

El delantero del Celta sabía cómo saltarse los controles de la censura para hacerse con lecturas que animaban sus largos y constantes viajes por motivos deportivos. "¿Por quién doblan las campanas?", por ejemplo, lo adquirió aprovechando una gira con el Real Madrid por Suramérica, mientras que en Barcelona conocía un quiosco que le suministraba libros de estraperlo.

"Ahora estoy leyendo un libro sobre el 23-F. El intento de golpe de estado lo oí en directo porque coincidió que tenía la radio puesta cuando Tejero entró en el Congreso. Vivía en San Sebastián, de repente oí los disparos y le dije a mi mujer: aquí se están poniendo las cosas mal. Y ahora van y me regalan un libro sobre el Tejerito", añade con sorna quien se ha identificado con las ideas de izquierda, sin importarle los perjuicios que le causaba.

Desde Madrid, donde ahora reside, sigue con atención la actualidad del Celta, asegura, a través de este diario, en cuyas páginas vio impreso por primera vez el nombre con el que se hizo famoso. Fue al poco tiempo de irrumpir como goleador con la camiseta celeste, en la lejana década de los años cuarenta.