Alavés 0

Montero; Carrión, Iker Guereñu (Óscar Martínez, minuto 81), Castells, Llorente, Alaña, Bouzas, Igor (Ruano, minuto 44), Segura (Joseba Arriaga, minuto 55), Rico y Geni.

Pontevedra 1

Quintana; Iván Malón, Orlando, Vázquez, Alonso, Amaro, Padín (Moreno, minuto 83), Charles (Gerardo, minuto 88), Igor, Iván Carril e Iban Espadas (Castaño, minuto 69).

Gol: 0-1, Minuto 15: Iban Espadas. Árbitro: Ortiz Blanco (colegio madrileño). Amarillas a los locales Dani Bouzas y Raúl Llorente; y a los visitantes Charles, Vázquez, Igor, Iván Carril y Quintana. Incidencias: Mendizorroza. Unos 18.500 espectadores.

El Pontevedra se clasificó de manera billante para las eliminatorias de ascenso en un escenario de superior categoría y sabiéndose comportar como un equipo de categoría superior. El equipo de Alfaro se adelantó muy pronto en el marcador, cuando peor lo estaba pasando, y a partir de ahí fue dueño y señor de todo el enfrentamiento.

Impresionante ambiente en Mendizorroza, que rozó el lleno total, para ver a los dos equipos que se jugaban la última plaza que daba acceso a las eliminatorias de ascenso a Segunda A. Los primeros minutos fueron de absoluto dominio local, que espoleados por su afición llevaron el control del juego buscando incisivamente la meta defendida por Quintana. La escuadra visitante, por su parte, dejó pasar un tanto los minutos en el afán que el Alavés se calmara y gastara el exceso de adrenalina, que le otorgaba el impulso del un graderío reencontrado consigo mismo después de multitud de decepciones tras los últimos años.

La tensión con el paso de los minutos fue creciendo y las pérdidas de ambos en la medular dejaron un partido muy abierto con un intercambio de golpes en el que nadie podía adivinar cuál sería el final. Si el ambiente fue de Primera, el fútbol con continuas interrupciones, cambios y tarjetas no merecían mucha categoría y en los últimos minutos todo pudo pasar. Los de Alfaro dieron mayor sensación de peligro con Igor arriba y con un Iván Carril que completó un partido excepcional pero le faltó un poco de convicción para buscar rematar a su rival.

En la mejor oportunidad de los gallegos,a falta de cinco minutos para el final, Charles, solo ante Montero, perdonó la ocasión más clara del partido. Pero el Alavés, impotente, fue mucho peor y Mendizorroza acabó aplandiendo al Pontevedra.