Derbi gallego e Iván Infestas son términos que van de consuno, indisolubles, casi el mismo concepto expresado a dos voces. El nombre del primera línea se pronuncia en estos choques desde hace catorce años. Infestas de rojo, blanco o azul, en ataque y en defensa, siempre importante. A partir de la próxima temporada ya no será así. Su retirada es más que probable. El tiempo ya no le alcanza para cumplir sus diversas obligaciones laborales. Este sábado será el último. En O Gatañal, la única cancha en la que nunca ha sido local. ¿Qué sucederá después? ¿Se rasgará el velo de los cielos, temblará la tierra? ¿Habrá derbis sin Infestas? Serán otra cosa, en todo caso.

Iván Infestas Soriano nació hace 35 años en Terrassa y parecía lógico, pero hoy se le antoja un capricho. "Me siento vigués, es mi ciudad", dice. Llegó en 1996 fichado por el vecino Chapela en su era dorada, cuando cuatro equipos de la máxima categoría se concentraban en las Rías Baixas. Estuvo dos temporadas en sus filas, dos en su primera etapa académica, dos con el Teucro y acumula cinco más en el regreso al Pilotes. Entre medias, un efímera emigración al Gáldar, a Canarias como tantos que salieron del país. "Allí me llamaban el gallego", recuerda y es la selección de la banda azul la que ha defendido en amistosos.

Infestas, o sea, compendia los mejores años del balonmano provincial. Sólo le quedó por vestir la camiseta del rival del sábado, el azul oscuro del Frigo. "Hubo posibilidad en alguna ocasión, pero no se dio", menciona. A nivel de derbis, ha probado casi cualquier combinación posible, en Asobal y División de Honor B, en el Trofeo FARO y el Diputación, en los incontables choques de preparación de septiembre y en las pachangas con las que se entretienen los largos parones de enero. "Difícil de calcular", resopla. "Pero estaré próximo a los cien".

Esa historia centenaria toca a su fin. El Frigoríficos-Pilotes del sábado "puede ser mi último derbi. Casi con toda seguridad es así. Mis circunstancias personales no me permiten estar al cien por cien en el deporte", explica.

Infestas, de mente tan bien ordenada dentro como fuera de la cancha, hace tiempo que se concienciaba para el día después, ese en el que se despertará y no habrá balonmano en la agenda. "Le estaba dando vueltas. Sé que conozco a mucha gente y algo me surgiría". Había empezado a enlazar trabajos esporádicos, un complemento que no le estorbaba en la preparación. Y de repente le ha llegado la gran ocasión, la que le asegura el porvenir "y no se puede desaprovechar". Infestas es desde hace un par de meses el delegado comercial de una importante firma de prótesis e implantes quirúrgicos.

El trabajo le agrada. Para la venta emplea su don de gentes, el que le ha proporcionado autoridad en todos los vestuarios en los que ha estado. Y también explora nuevos territorios como el quirófano. Infestas asiste a las operaciones, durante horas aunque su tarea se limite a escasos minutos, cuando ayuda a manipular el implante. "Me gusta estar donde estoy. Ni quiero sobre la mesa ni con la responsabilidad del cirujano", bromea.

El trabajo le exige una gran dedicación. Se hubiera planteado incluso la retirada inmediata pero "en otras circunstancias, si el equipo tuviese 20 puntos". Con el Pilotes en puestos de descenso, no era una opción que su corazón contemplase: "No podía dejar tirado al equipo". Así que estira el reloj, suma esfuerzos "sobre todo a costa de la familia" y ha dejado de entrenar por las mañanas. "Me daba un poco de miedo, pero en el partido contra el CAI ha quedado claro que sigo rindiendo igual".

Le ayuda lo mucho que se ha cuidado siempre, "es bonus extra que tengo", agradece, y que exprime con la frontera situada en mayo, cuando concluya la Liga. Aunque se teme. Porque quiere dejar al Pilotes Posada en la Asobal y al año siguiente llegaría la Copa del Rey a Vigo, una nueva ilusión... "Será una tentación", acepta, antes de prometerse nuevamente que no sumbirá a ella. Al propio Infestas le cuesta imaginarse un derbi gallego sin él como participante. O Gatañal, la añeja cancha que huele a balonmano, asistirá al último.