El Pilotes Posada recupera el pulso. El triunfo ante el Naturhouse La Rioja permite a los rojillos recobrar la fe en sí mismos y en la salvación y se van de vacaciones navideñas con una victoria que les permitirá encarar la segunda vuelta con energías renovadas.

El ojo morado de Crevatín es la prueba de lo mucho que tuvo que pelear el Pilotes para anotarse un triunfo que se antojaba esencial tras una racha de siete derrotas consecutivas que pesaban como una losa. Una primera mitad casi perfecta y un Xavi Díaz colosal bajo los palos fueron los argumentos que permitieron al conjunto de Quique Domínguez anotarse el triunfo pese a un segundo tiempo trabado, y bronco, en el que el partido se le puso, por momentos, cuesta arriba.

Pero si algo ha aprendido el Pilotes Posada en este tramo de temporada es a sufrir. Y esta vez el sufrimiento ha tenido recompensa. Ha vuelto a sonreír el conjunto académico, que pese a que sigue penúltimo, está ya a un punto de la salvación.

El turrón sabrá algo más dulce estas Navidades para un Pilotes que fraguó su victoria en una primera parte casi perfecta. Marcó 20 goles y exhibió una gran concentración defensiva. Se sintió cómodo en la cancha y exhibió la confianza que le faltó en las siete jornadas anteriores, en las que acumuló derrota tras derrota para ir a parar a los puestos de descenso. Pero el cuadro rojillo aún tiene pulso, mantiene los signos vitales tras su victoria de ayer ante el Naturhouse, un equipo que llegaba en la sexta plaza de la tabla y con la plaza casi asegurada para la Copa del Rey.

Pero el Pilotes de ayer en nada se pareció, sobre todo en la primera parte, al que acumuló siete derrotas consecutivas. Empezó a creer en sí mismo desde el pitido inicial y luchó contra viento y marea para anotarse una victoria que le permite mantener viva la esperanza.

En la primera mitad el Pilotes hizo bailar al Logroño a su ritmo. Tomó las riendas de la situación y maniató a los riojanos, cuyas tímidas respuestas procedían de Parra, su hombre más activo en este compás.

La exclusión de Crevatín antes del descanso permitió a los riojanos recortar distancias en tres contras consecutivas para situarse con un 19-16 que amenazaba la tranquilidad local. Un gol de Infestas sobre la bocina permitió a los de Quique Domínguez marcharse al vestuario con cuatro goles de ventaja.

Pero el descanso no pareció sentarle muy bien a los vigueses. Volvieron a la cancha un tanto atolondrados y tiraron por la borda el buen trabajo que habían hecho en la primera mitad. A su colapso en ataque empezaron a abrirse pequeñas grietas en la defensa que Juárez aprovechó para establecer un 20-18 que puso al Pilotes al borde de un ataque de nervios. Por fortuna, el Pilotes contaba con un Xavi Díaz inspiradísimo, que evitó que el Naturhouse sacase provecho del bache local. En casi diez minutos el Pilotes sólo fue capaz de marcar un gol, pero encajó cuatro, lo que le colocó a los riojanos a un gol de diferencia. En el min. 45 llegó el empate a 24. El triunfo parecía diluirse. El partido se tornó brusco, la grada era un clamor contra los árbitros, que desquiciaban a Quique Domínguez en el banquillo con sus decisiones. Se atascó el conjunto vigués, que veía como se le iba agotando su crédito. Aparecieron entonces Valero Rivera y Masachs para poner las cosas en su sitio. Pusieron orden en el caos que reinaba en la cancha en ese momento y con dos goles cada uno establecieron un 31-28 que no privó a los vigueses de un final de infarto. Francisco Javier López hizo el 31-30 a falta de un minuto, pero Masachs aún no había dicho la última palabra. Su último gol provocó el delirio en la grada y en el banquillo. La esperanza vuelve a As Travesas.