Ganar a equipos de categoría, mejorar el rendimiento de la mayoría de sus estrellas, ofrecer sensación de autoridad, fascinar a la hinchada.... El trabajo se le acumula al criticado Manuel Pellegrini, el hombre que tiene la tarea de sacar al Real Madrid de la confusión. Una confusión que aumenta aún más sin Cristiano Ronaldo, pieza clave en las victorias del Madrid y principal elemento disuasorio del juego racheado de los blancos. Así, el club pretende que el extremo apure su recuperación en el viaje a Milán dentro de dos semanas para estar presente en un encuentro que ha ganado trascendencia después de la derrota ante los italianos del pasado miércoles.

Pese a la inversión multimillonaria, el fútbol del equipo español no consigue arrancar en la actual temporada. El chileno Pellegrini pide calma, pero eso es algo difícil de encontrar en el club en el que trabaja. El Real Madrid encajó su segunda derrota importante, suficiente para que se instalara en el entorno del equipo -hinchas y prensa- la desconfianza. Al chileno se le reclama que no juega con un esquema definido, que no ocupa las bandas, que no es capaz de encontrarle sitio a Kaka (condenado a la banda en algunas fases de los partidos, donde es un jugador menor), que no acierta con las rotaciones y que se ha pasado parte del primer mes de competición tratando de “politiquear” con las grandes estrellas blancas y confeccionar alineaciones y rotaciones en las que todo el mundo estuviese contento. Tal vez por eso el Madrid es ahora mismo un equipo poco trabajado y que ofrece situaciones como ante el Milan cuando en la segunda parte nadie sabía quién debía lanzar un saque de esquina desde la izquierda y tuvo que ir Raúl a por el balón a toda velocidad.

Las críticas arreciaron sobre Pellegrini, elegido como el blanco de todos los reproches. Pellegrini ya sabe que el entrenador es la figura más inestable dentro de un Real Madrid que desde 2003 no ha conseguido que un técnico complete dos temporadas consecutivas. Por eso, no sorprende tanta crítica a su trabajo, y menos después de asistir a la monumental inversión en fichajes realizada por el club blanco.

Inversión

El Real Madrid se gastó más de 250 millones de euros (374,4 millones de dólares) en las contrataciones de estrellas de la talla de Cristiano Ronaldo, Kaka, Karim Benzema, Xabi Alonso o Raúl Albiol. Pero, por una u otra razón, esa inversión no está luciendo. Cristiano Ronaldo está lesionado en un tobillo y le quedan dos semanas de recuperación. El Real Madrid jugó sin él tres partidos y perdió dos, cargando de razones a aquellos que hablan de “Cristiano-dependencia”.

Paradójicamente, del último examen se salvan el veterano Raúl, a quien ponen como ejemplo de compromiso, actitud y rendimiento. Al joven Benzema, de 21 años, se le acusa sin embargo de indolencia. Tampoco Kaka y Xabi Alonso están rindiendo como se esperaba. El jugador brasileño pidió “tiempo” para adaptarse. Pero el centro del campo blanco no funciona, el equipo no domina los partidos y cada balón perdido se recibe por la hinchada con creciente desesperación.

Florentino Pérez pidió la pasada semana a su equipo que haga “un juego que fascine”. Sin embargo, el fútbol de sus nuevos “galácticos” está aún lejos de eso. El conjunto blanco se vio beneficiado por un calendario propicio en el comienzo de temporada. Pero las derrotas llegaron en cuanto se enfrentó a los dos equipos más exigentes que se cruzaron en su camino: Sevilla y Milan.

Ahora el equipo blanco afronta una serie de encuentros asequibles. El sábado juega ante el Sporting de Gijón y luego abrirá su participación en la Copa del rey con un duelo ante el Alcorcón. Después tendrá al Getafe en la Liga española.

El trabajo de Pellegrini se someterá a un nuevo juicio serio probablemente el 3 de noviembre, cuando su equipo visite al Milan en la cuarta jornada de la Liga de Campeones. Allí debe ganar para no complicarse su clasificación para los octavos de final. Si falla en esa cita ya se puede esperar cualquier cosa de un equipo donde el entorno está claro que no tiene paciencia.