La falta de pegada volvió a condenar a un Coruxo, que tras dos derrotas consecutivas dejó los puestos de privilegio y ya está a más de un partido del líder de la competición.

Lo curioso de la situación es que ésta pérdido de puestos en la clasificación no viene acompañada de mal juego, ya que tanto en A Illa ante el Céltiga como ayer en O Vao ante el Cerceda, los de Josiño Abalde no merecieron la derrota.

El Coruxo fue el único que ayer apostó en O Vao por un fútbol de ataque, aunque la verdad es que también se preocupó de no dejar que los coruñeses se acercaran a su área. Ésta duplicidad de trabajo llevó a los vigueses a cometer demasiadas faltas en defensa y tal y como estaba el encuentro, en una de ellas el Cerceda acertó a marcar para sentenciar el encuentro.

Los dos equipos jugaron ayer un partido lleno de temores. A pesar de estar en la octava jornada de liga, Josiño Abalde y Suso Moure sabían que golpear primero podría hacer mucho daño a su rival. El Cerceda no quiso arriesgar. Llegó a O Vao con la lección bien aprendida y centró su juego en impedir las acciones ofensivas del conjunto local y aprovechar cualquier robo de balón para salir a la contra y tratar de sentenciar el encuentro.

El Coruxo tuvo la posesión del balón, pero no fue capaz de aprovechar la ventaja que suponía dominar el centro del campo. En los primeros cuarenta y cinco minutos cargó su juego por la banda izquierda de su ataque, pero esa opción no tuvo resultados.

Un fallo ofensivo dio pie a una contra del Cerceda que acabó con una falta al borde del área. Xaco la ejecutó de forma magistral consiguiendo el que a la postre sería el único tanto del encuentro.

A la desesperada, y para buscar la igualada, Josiño Abalde dio entrada a Tomás sacrificando a un defensa. Las llegadas fueron más numerosas, y las oportunidades claras. Tomás en dos ocasiones, y Antúnez, tuvieron en sus botas la oportunidad de conseguir el empate. Una igualada que hubiera sido más justa después de trabajo realizado tanto por uno como por otro conjunto.