Borja Oubiña reposa su dolor en la Clínica Quirón de Barcelona. El centrocampista vigués, sometido a una intrincada operación en su rodilla izquierda el pasado lunes, se encuentra de buen humor y contempla el futuro con esperanza. Sabe que le aguarda una nueva intervención, en dos o tres meses. Y que por delante le queda todavía casi un año de trabajo antes de descubrir si puede volver a jugar al fútbol a un nivel profesional. "Me espera un trabajo duro, pero lo haré con la máxima ilusión. Mi objetivo es volver a jugar al fútbol en unos meses. Soy optimista y trabajaré duro para ello", promete.

Oubiña se puso en manos del traumatólogo catalán Ramón Cugat y su equipo. A la intervención asistió también el jefe de los servicios médicos del Celta, Juan José García Cota. Fue una operación relativamente larga, de dos horas y diez minutos, y especialmente intensa. En la rodilla izquierda del céltico había mucho daño que restañar. Secuelas de una recuperación fallida desde aquel 22 de septiembre de 2007 en que se rompió el ligamento cruzado anterior cuanto intentaba proteger el balón de la presión de Dirk Kuyt en un Liverpool-Birmingham City. Contratiempos como una infección han puesto a Oubiña ante el riesgo cierto de la retirada. Esta nueva tanda de operaciones es el plan que los médicos han diseñado para impedirlo.

Cugat y los suyos han limpiado la rodilla de todas las adherencias que la lesión y las complicaciones (como una sinovitis) han provocado en la articulación. Han aplicado diversas técnicas para intentar reparar en la medida de lo posible el deterioro del cartílago. Y han procedido a extraer el ligamento cruzado anterior que se le había puesto en la primera intervención y que no era competente.

La disfuncionalidad de ese ligamento era lo único que estaba en cuestión. Existía la posibilidad de que fuese recuperable, aunque los médicos siempre manejaron la hipótesis de un destrozo como el que se han encontrado. "Nuestra idea era que no estaba bien, no cumplía su función. Estábamos pendientes de comprobarlo mediante la artroscopia", describe Cota. En ese sentido, no hubo sorpresas ni disgusto. "Teníamos la duda del ligamento, si mantenerlo o sacarlo. En el momento que lo vimos, decidimos sacarlo. Era lo que esperábamos. Salió bien".

Entre unas cosas y otras, a la articulación de Oubiña, manejada básicamente mediante artroscopia, se le han aplicado de una sola vez varias de las técnicas que la medicina de rodilla ha desarrollado en los últimos tiempos: micro perforaciones y factores de crecimiento sobre el cartílago, injertos de hueso... "Es una cirugía que ha evolucionado mucho desde que yo empecé a hacerlas. El material es mejor, las cámaras son mejores, con una imagen nítida. Es cirugía ahora diaria en cualquier hospital", explica Cota.

Segundo capítulo

En el tramo final de la operación se ha preparado a Oubiña para la segunda fase, que se acometerá en un plazo no inferior a los dos meses en función de cómo evolucione la rodilla. Tras retirar el ligamento cruzado anterior y el tornillo con el que lo habían fijado a la tibia han limpiado y "rellenado" la zona. Cota resume esas dos horas de tarea: "Lo que hicimos fue limpiar toda la rodilla, tratar las lesiones de cartílago para intentar que se regenere parcialmente, le pusimos factores de crecimiento, sacamos el ligamento que estaba puesto, sacamos el tornillo de la anterior operación que fijaba el ligamento a la tibia, limpiamos ese túnel y preparamos la rodilla para la segunda operación que es necesaria".

En esa segunda operación a la que se refiere, Cugat procederá a implantarle un nuevo ligamento cruzado anterior. Cota anticipa: "Será una cirugía más compleja que la que hemos hecho ayer (por el lunes), pero la de ayer es más laboriosa, aunque parezca contradictorio. Llevará menos tiempo que la de esta vez".

El anterior ligamento cruzado anterior se creó a partir de los isquiotibiales del propio Borja Oubiña. Para el nuevo los médicos manejan dos alternativas: emplear parte del ligamento rotuliano del jugador o el ligamento de un cadáver. Esta segunda opción se adoptó con Juan Carlos Valerón, que protagonizó una caso similar al operarse hasta tres veces de la rodilla y con final feliz, ya que ha vuelto a jugar al fútbol de elite y con un nivel aceptable. No hay una solución ideal, sino diferentes pros y contras. "Quizá por eso nos decantaremos en función de como esté la rodilla", indica Cota.

Horizontes teóricos

Los médicos ofrecen plazos teóricos. Es algo que se les reclama en el deporte profesional. Son de dos a tres meses, como mínimo, hasta la segunda intervención. Y tras ella, otro periodo mínimo de seis meses hasta que Oubiña pueda probarse en un entrenamiento colectivo con sus compañeros. En el mejor de los escenarios, el pivote podría reaparecer dentro de once meses, cuando arranque la próxima campaña. Será la Liga crucial, decisiva para su futuro, porque la edad (15-5-82) empieza a obligarle a un salto adelante y porque en junio de 2011 concluye su contrato con el Real Club Celta. Cuestión que no preocupa a Cota. "El tiempo de recuperación es teórico. Dependerá de la evolución y de alguna prueba que tenemos que hacerle. Nunca antes de dos o tres meses", comenta sobre este primer tramo del proceso. "La convalecencia de la segunda operación estará por encima de los seis meses. En el caso de Borja, los tiempos teóricos no siempre se cumplen en rodillas como la de él y carecen de importancia en este caso. Lo importante es que pueda recuperar esa rodilla para el deporte profesional aunque sea en un tiempo más largo".

Muchos apoyos

Al afectado, todo este galimatías científico le parece una montaña que escalará sin ninguna duda. Borja Oubiña se recupera de la operación en Barcelona, rodeado por su familia y sintiendo el apoyo de todos los miembros del club. En declaraciones ofrecidas por el departamento de prensa del Celta, el futbolista vigués confía en "volver a jugar al fútbol en unos meses. Soy optimista y trabajaré duro para ello", añade.

"Estoy bien, contento. Las cosas han salido como se esperaba y ahora estoy pendiente de la segunda operación para empezar mi recuperación", explica Oubiña desde Barcelona, donde permanece ingresado a la espera del alta hospitalaria.

El canterano es plenamente consciente en todo momento de que le quedan tragos duros a los que enfrentarse y soporta bien esta especie de terrible retorno a lo que ya vivió tras la primera operación el 25 de septiembre de 2007, tres días después de romperse en Anfield Road. "Sabía que me tocaba volver al proceso anterior, no es nada nuevo para mí. Me espera un trabajo duro, pero lo haré con la máxima ilusión".

Borja Oubiña ha recibido numerosos mensajes de ánimo: "Me han llegado muchas muestras de cariño y apoyo", confiesa, emocionado aunque siempre desde su habitual templanza. Además de la de su familia, ha recibido la visita de Eusebio, su ayudante Carlos Hugo Bayón y el vicepresidente Pedro Posada, que encabeza la expedición céltica que ha encadenado el viaje liguero de Huelva con el copero a Girona. Oubiña también ha conversado por teléfono con los demás capitanes del equipo. Pronto se reunirá con ellos y con el resto de la plantilla en ese vestuario que ha sido su hogar desde hace tantos años y en el que espera seguir habitando durante unos cuantos más.