Misión cumplida. Fernando Alonso ya es de Ferrari. El asturiano llevará las próximas tres temporadas un monoplaza rojo, de Ferrari. La imagen del campeón de 2005 y 2006 se asocia a la escudería señera de la Fórmula 1. La historia tiene un final feliz pero han sido muchos meses de negociaciones. En realidad dos años, desde que la relación entre el asturiano y McLaren se rompió y nació la idea de unirse con la casa roja, la dueña de 15 títulos de pilotos y 16 de constructores, un lugar donde la victoria es algo natural.

La operación es de cifras ronaldianas. Alonso ganará entre 20 y 25 millones de euros por cada año vestido de rojo, que serán tres. Y guardará para sí la gestión de sus derechos de imagen. La relación se podrá ampliar por dos ejercicios más si alguna de las partes así lo desea. Un cláusula de ese estilo fue la que impidió el fichaje hace un año, cuando Raikkonen amplió su contrato automáticamente. El finlandés, tan rápido como irregular, no ha calado en la casa del "cavallino rampante". Ganó de rebote el título de 2007 pero su desaparición en 2008, además de su especial forma de entender la vida, no gustaba en Maranello. Desde la salida de Jean Todt, el único obstáculo que se interponía entre Alonso y Ferrari, las cosas han sido más fáciles.

La tortuosa salida de McLaren abrió la ronda de negociaciones entre las partes en 2007. Fueron varios los encuentros entre los emisarios del piloto y el director del equipo, Stefano Domenicali. "Tranquilos, todavía no puede ser, pero se hará", venía a decir el italiano en cada una de las cenas que mantuvo con la guardia pretoriana del piloto, durante el exilio forzoso en Renault. Él y el presidente Luca di Montezemolo estaban convencidos de que terminarían juntos.

Pero Alonso no se pudo vestir de rojo al salir del equipo inglés porque Ron Dennis se cobró caro concederle la libertad. Hubo cláusula anti-Ferrari. El momento del desquite ha llegado. "Estoy seguro de que daremos muchas alegrías al equipo y a sus seguidores repartidos por todo el mundo". El piloto habla en plural porque se refiere también a Felipe Massa, su compañero. Las primeras semanas pondrán a prueba si de verdad ha quedado olvidado aquel incidente en el podio de Hockenheim, cuando acabaron a insultos ante medio mundo por una maniobra sucia del brasileño.

El primer acuerdo que los agentes de Fernando Alonso lograron con Ferrari decía que sus destinos se unirían en 2011. Todavía le quedaba otra temporada de calvario en Renault. Por eso el piloto nunca lanzaba las campanas al vuelo. Le costaba imaginar su futuro rojo tan cercano como finalmente ha sido. Mediado el año 2008 todo quedó cerrado para dentro de dos ejercicios. Entonces habrían finalizado los compromisos con Massa y con Raikkonen y la pista estaría libre.

Pero el nefasto 2008 de Raikkonen ha acelerado el proceso. En Maranello se replantearon la situación. Había que traer al español. El mayor problema estaba en los papeles firmados en Ferrari y no en los del ovetense, que se había guardado la opción de salir de la casa del rombo al final de cada ejercicio. Un acuerdo al que accedió Briatore, agradecido por recuperar a su estrella al inicio de 2008.

A la vez, en Maranello comenzaron a negociar con el Banco Santander. Sin Alonso, la compañía de Emilio Botín se encontraba huérfana en McLaren. Ahora seguirán con Hamilton pero centrarán sus esfuerzos en Ferrari. De hecho, aportarán 200 millones de euros en cinco años. Suficiente para sugerir que estarían más felices con Fernando Alonso cuanto antes en el equipo. A partir de hoy, comienza la historia roja de Alonso.