El deterioro de la imagen del Celta no tiene fin. Ayer, una docena de integrantes de Celtarras irrumpió en A Madroa para pedir explicaciones a la plantilla por la supuesta solicitud al club de una prima económica por lograr la permanencia en Segunda División. La presencia de los aficionados radicales, que dialogaron con Borja Oubiña y con Eusebio Sacristán, obligó a retrasar una hora el inicio del entrenamiento del equipo celeste. Una dotación policial hizo acto de presencia en las instalaciones deportivas de Candeán cuando el grupo de seguidores abandonaba las mismas.

La dirección del club le restó importancia al incidente y optó por el silencio, a pesar de la actitud intimidatoria de los celtarras, quienes señalaron que habían transmitido al vestuario su deseo de que Rubén González y Juanma Peña no volviesen a vestir más la camiseta del Celta.

Los seguidores radicales apuntan a los dos jugadores, que ejercen como capitanes junto a Oubiña, como promotores de la supuesta iniciativa de reclamar un dinero extraordinario por evitar el descenso.

Como admitió más tarde Oubiña, la prensa tuvo conocimiento de una conversación privada e informal entre el presidente Mouriño y los tres capitanes cuyo contenido no se corresponde con lo publicado.

La charla ahora objeto de la polémica se produjo el pasado 5 de mayo, día en el que el consejo de administración organizó una espectacular rueda de prensa en los jardines de la sede de Praza de España para anunciar el principio del fin del proceso concursal.

Al concluir el pomposo acto, Mouriño mantuvo una breve charla con Oubiña, Peña y Rubén, cuando estos se disponían a abandonar la sede. Según los jugadores, el presidente les preguntó cómo se podía animar al equipo para que sacase adelante el partido ante el Las Palmas, clave para asegurarse la permanencia. Alguno de los presentes apuntó entonces la posibilidad de ofrecer una prima a los jugadores, opción que el presidente descartó al recordar las estrecheces económicas de la entidad.

¿Con qué intención se filtró la noticia de que los jugadores habían solicitado una prima por evitar el descalabro deportivo? El club ha optado una vez más por el silencio.

Los seguidores radicales, sin embargo, insistieron al salir ayer de A Madroa que no permitirán que Rubén y Peña vuelvan a defender la zamarra del Celta.

Las circunstancias del equipo parecen ir en sintonía con lo que exigen los celtarras con intimidaciones, en las que ayer incluyeron a los fotógrafos y a los camarógrafos que cubrían el entrenamiento de los célticos. Juanma Peña se encuentra concentrado con Bolivia, que disputa partidos de clasificación para el Mundial de Suráfrica. El zaguero finaliza contrato con el Celta el 30 de junio y ya no interesa al club, por lo que volverá a Vigo para preparar la mudanza.

El caso de Rubén presenta otras peculiaridades. El defensa compostelano tiene contrato en vigor pero el club ha mostrado su intención de venderlo para ahorrarse una de las fichas más elevadas del actual plantel, que ronda los 600.000 euros anuales. El jugador, al que desde los despachos de Praza de España se señalaba como ejemplo del vestuario –se hizo célebre la frase de "queremos diez más como El Rubio"– y se le concedió la responsabilidad de una capitanía, cayó en desgracia en los últimos meses. Incluso ha desaparecido del equipo titular y es muy probable que ya no dispute ninguno de los dos encuentros de Liga que restan.

Los radicales salieron convencidos de A Madroa de haber logrado su objetivo. Al menos, una docena fueron suficientes para retrasar el entrenamiento durante una hora y que los jugadores saliesen cautelosos al campo, pendientes de si en las gradas continuaban quienes habían logrado acceder hasta las puertas del vestuario del primer equipo sin ninguna oposición. La policía llegó cuando abandonaban tranquilamente el lugar.