Nada más cruzar el monoplaza la línea de meta comienza otra carrera. El Gran Premio de las fábricas es tan importante esta temporada como los de las pistas. En una campeonato cincelado a golpe de picardías de ingenieros, la velocidad de reacción en la factoría es tan valiosa como un adelantamiento arriesgado a 300 kilómetros por hora. La prohibición de las pruebas en circuitos deja todo en manos del túnel del viento y de los miles de datos que de allí salen. Los entrenamientos de los viernes se convierten en bancos de pruebas sin apenas margen de maniobra antes de jugarse los cuartos por un puesto en la parrilla.

Flavio Briatore tiró de avión privado para llevar hasta China la primera versión de Renault que emula el doble difusor de Brawn pero al Renault poco más le han podido añadir. Ni al Renault ni al resto porque a las primeras carreras los equipos viajan con lo justo. Pero en las fábricas el trabajo no cesa y por eso la primera cita europea se toma como punto de inflexión porque llegan de golpe todas la novedades.

En Ferrari se han encargado de filtrar que tendrán un supercoche para la cita española. En Bahrein, la escudería tuvo el apoyo de su presidente, Luca di Montezemolo. El italiano aprovechó para hacer trabajo de campo. Su presencia puso en guardia a todo el entramado de la casa del “cavallino” y entre sus tareas, mantuvo reuniones con varios jefes de equipo.

Mientras, para correr en España no hay demasiado optimismo en el entorno de Fernando Alonso. Habrá cosas nuevas pero de índole menor. En realidad, esperan un avance mayor para Mónaco. Ese retraso con el resto es lo que quieren corregir en Enstone, para recortar las diferencias que había en Bahrein.

En el “paddock” se teme la reacción de Brawn en Montmeló. Tras su inicio fulgurante, avanzan mejoras que les pueden ayudar a sentenciar el Mundial en un santiamén. McLaren lucha con su fondo plano y el nuevo difusor y en BMW, después del desastre de Bahrein, como así lo describió Heidfeld, dispondrán de nuevo material aerodinámico para Barcelona, en busca de la mejora que se espera de esta marca, considerada una de las que debía luchar por el campeonato.

Tras cuatro pruebas, el mundial de F1 refleja un escenario no previsto por nadie hace meses. Barcelona será una oportunidad para descubrir hasta qué punto mejorarán los coches que experimentarán cambios sustanciales y cómo afectará al dominio de los Brawn, que se pusieron a rodar precisamente en el Circuito de Cataluña a principios de año, justo cuando nadie creía lo que ya es una realidad: que son los bólidos más veloces del circo de la Fórmula Uno.