El Villarreal plantó cara pero acabó sucumbiendo ante el mejor Barcelona que se recuerda, que remontó el tanto inicial de Cani e incluso jugando con diez tuvo opciones de ampliar su ventaja.

El conjunto de Guardiola saltó al césped de El Madrigal con las pinturas de guerra y el machete entre los dientes, dispuesto a rematar la faena realizada ante Valencia, Sevilla y Real Madrid, y al minuto tres de juego ya pudo adelantarse en el marcador gracias a una eléctrica combinación entre Xavi, Messi y Henry.

La desgracia para el conjunto de Pep Guardiola fue la lentitud, o más bien la indecisión, que exhibió Henry, rápido con los pies pero no con la cabeza. Desperdició tres buenas ocasiones en los primeros compases.

El Barcelona presionó en el campo de Villarreal prácticamente con todos sus efectivos y obtuvo sus frutos, pero sus delanteros no tuvieron la inspiración de otras jornadas y tomaron casi siempre el camino más complicado.

El Villarreal, en cambio, tuvo muchas más dificultades para acercarse con claridad a Valdés. Cani y Cazorla apenas entraron en juego, Pires tampoco estuvo demasiado acertado en los pases finales y Rossi fue una isla entre la defensa del Barcelona.

Sólo tuvo una ocasión el conjunto de Pellegrini en toda la primera parte y nació de un error de la zaga visitante. Rossi se plantó sólo frente al portero del Barcelona y trató de batirle con un disparo raso que se marchó desviado.

El paso por los vestuarios cambió el guión con respecto a la primera mitad, pues fue el Villarreal quien salió lanzado y con el punto de mira fijo en la portería de Valdés.

Casi en la primera acción, Rossi robó un balón en el centro del campo, Pires lanzó un pase a la espalda de Puyol y Cani adelantó al Villarreal.

El gol fue como una inyección de adrenalina para el conjunto catalán, que puso fin al fútbol de combinación y estrategia para dar paso al juego de pelea y potencia física, dos cualidades también presentes en la plantilla de Guardiola, como se vio ocho minutos después, cuando Alves se hizo un hueco entre la defensa local y centró para que Keita marcase de cabeza.

Con el encuentro empatado pareció regresar la calma, el Villarreal cedió algunos metros de forma de forma inexplicable y eso fue su condena. Apareció el talento de Xavi, que se coló en el área y sirvió en corto para que Henry se redimiese de sus errores anteriores.

El Barcelona parecía tener el encuentro controlado, pero la expulsión de Piqué en el minuto 74 por doble amarilla dio alas al conjunto de Pellegrini.

Este último cuarto de hora fue una locura, con un Villarreal plagado de delanteros y sin centro del campo frente a un Barcelona con diez que tampoco renunció al ataque.

Guille Franco y Nihat tuvieron en sus botas la posibilidad de empatar en el minuto 85 y 90, respectivamente, en sendas ocasiones muy similares a la del gol de Cani del primer tiempo, pero fallaron.

Pep Guardiola ha aseguradoque la ventaja que tiene en estos momentos sobre el segundo clasificado (diez puntos sobre el Sevilla) era inimaginable hace sólo unas semanas: "Todavía nos queda un largo camino por recorrer, pero me reconforta el comportamiento de mis jugadores. El partido ha sido complicado, como esperábamos, pero hemos tenido suerte".

Guardiola ha reconocido que se ha equivocado en el planteamiento defensivo al querer provocar el fuera de juego, por lo que ha valorado la entrega y reacción de sus jugadores tras el gol de Cani. "Creo que incluso con diez nos hemos pasado un poco de ímpetu. Ha habido momentos en los que Xavi y Alves estaban arriba y les costaba volver. Hemos de saber jugar este tipo de encuentros, aunque para un entrenador es complicado limitar esas ganas que tienen los jugadores", ha explicado.

En referencia al Villarreal, Guardiola ha considerado normal que el equipo de Manuel Pellegrini haga ocasiones porque "es un equipo que está haciendo bien las cosas desde hace muchos años".

Guardiola, quien ha bromeado al "permitir" a los periodistas "todos los halagos que quieran" pero sólo hasta que el equipo vuelva al trabajo.