El Celta no pudo disputar ayer el encuentro contra el Murcia correspondiente a la decimoséptima jornada de Segunda División. Una intoxicación alimentaria que afectó a trece de los jugadores convocados por la escuadra local obligó a suspender el encuentro, que tendrá que disputarse antes de que concluya la primera vuelta. O sea, en uno de los tres miércoles del mes de enero.

A perro flaco todo son pulgas. Esta castiza expresión parece idónea para un Real Murcia que está afrontando una semana marcada por la destitución de Javier Clemente, la llegada a la presidencia del murciano Juan Guillamón, y que ayer tuvo la enésima incidencia con la suspensión de su encuentro ante el Celta en el estadio Nueva Condomina por la intoxicación alimenticia de 13 jugadores granas. Los futbolistas murcianistas contrajeron la enfermedad en la cena de Navidad, que se celebró el pasado miércoles en el restaurante Gambrinus, situado junto al campo de Cobatillas, y que sirvió de despedida del ex entrenador, Javier Clemente, como explicaba el club en su web.

Todo apunta al marisco, concretamente a unas almejas de carril (como se llama en la zona a un tipo grande almeja), que llevó la propia plantilla al establecimiento, como la causa de la intoxicación. Los jugadores empezaron a notar los síntomas el viernes por la noche en la concentracion que llevaron a cabo en el hotel Rincón de Pepe de la capital y en la mañana de ayer se agravó la situación. Pese a que la mayoría de la plantilla pimentonera estuvo afectada, Peña, Bruno Herrero y el serbio Ranko Despotovic fueron los que se llevaron la peor parte. No obstante, su evolución está siendo favorable.

El director deportivo grana, José Antonio García Franco, explicaba que "a las doce de la noche recibí la comunicación del delegado del equipo de que había jugadores que se encontraban mal. A las ocho de la mañana nos reunimos el entrenador, los servicios médicos de la entidad y yo. En la misma decidimos acudir en varios taxis al hospital Morales Meseguer, porque necesitaban unos informes de un organismo oficial que dijera el problema físico que acuciaba a la plantilla".

Con los 13 jugadores intoxicados y las bajas de los sancionados Manuel Castellano ´Lillo´, Álvaro Mejía y Fran Erencia y de los lesionados Quique de Lucas, Iván Malón y Dialiba, el nuevo preparador del Real Murcia, José Miguel Campos, no disponía de los efectivos suficientes para afrontar el encuentro contra el Celta, que queda pendiente de disputa en una fecha por determinar.

Los futbolistas murcianistas empezaron a sufrir las molestias digestivas a lo largo de la jornada del viernes, pero se agravaron en la medianoche. De hecho el propio médico del club, también afectado, reconocía que "creíamos que no iba a tener mucha importancia", aunque los síntomas fueron en aumento.

A las ocho y media de la mañana del sábado, mientras se encontraban en el hotel Rincón de Pepe, ya manifestaron sus problemas más de una decena de futbolistas y el cuerpo técnico grana, encabezado por el técnico, José Miguel Campos, se se reunió para analizar si era posible disputar el encuentro. Al comprobar que no, optaron por comunicar la situación a la Federación Murciana.

Tras la comunicación de los responsables federativos regionales a los nacionales y, una vez presentados los informes médicos del hospital Morales Meseguer, donde acudieron los jugadores, la Federación Española confirmaba a las cuatro y veinte de la tarde que el choque quedaba suspendido, algo que en un principio no sentó nada bien en el seno del Celta.

Mientras, los jugadores granas seguían concentrados, hasta que sobre las cuatro y media de la tarde se dirigieron en autobús a Nueva Condomina para despedirse y comenzar las vacaciones.

El centrocampista grana Capdevila reconocía que "es una situación desagradable que nos ha pillado en un momento difícil, pero tenemos que unirnos ante esta adversidad y ganar el partido cuando lo juguemos".

La expedición celeste, por su parte, fue primero informada de forma extraoficial y posteriormente recibió el comunicado de la Federación Española suspendiendo el encuentro. El entrenador céltico dio permiso a sus jugadores para que gestionasen el viaje de regreso de la forma en que considerasen conveniente. Algunos optaron por partir directamente desde Murcia hacia sus lugares de descanso y otros regresan a Vigo esta mañana desde Madrid, donde pernoctaron.

La suspensión del encuentro deja al equipo celeste anclado en una zona templada de la clasificación e impide cumplir sus planes de acabar 2008 con 25 puntos y cerca de la zona de ascenso. Además, la disputa del partido suspendido en enero dificultará el reencuentro con la competición cuando la Liga se reanude.