El Celta maneja un plan de viabilidad para Primera División de cinco años de duración y otro por si el equipo no asciende, que contempla la contingencia de que el conjunto celeste permanezca un máximo de una década en la Segunda. En el primer caso el club dispondría de un presupuesto para la primera plantilla de once millones de euros; en el segundo, la cantidad asignada al plantel se mantendría en los números actuales, esto es, en algo más de cinco millones de euros.

La puesta en marcha del plan para reflotar la entidad depende de que el club alcance un convenio anticipado con Caixanova, uno de sus principales acreedores. El club vigués debe a la entidad crediticia 20 millones de euros de los que 14 han sido calificados por los administradores como deuda ordinaria (sin garantías de cobro) y sobre este montante gira la clave de la negociación.

Fuentes próximas a la negociación, han asegurado a este diario que las conversaciones con la entidad bancaria se encuentran "muy avanzadas" y no descartan que el convenio pueda ser una realidad a lo largo del próximo mes de diciembre. Las mismas fuentes consideraron "muy difícil" que el club y Caixanova cierren el convenio anticipado antes de la junta general de accionistas del próximo martes.

Para que el acuerdo sea posible, el presidente, Carlos Mouriño, inyectará en los próximos años en la entidad 12 millones de euros, a los que se suman los tres millones que el dirigente ha prestado al Celta desde que adquirió el paquete accionarial de Horacio Gómez en mayo de 2006.

El Celta y Caixanova han avanzado notablemente en la negociación a lo largo de este mes, aunque quedan algunos aspectos importantes por concretar. Uno de ellos es la cuantía de la quita (el dinero que se condona), que la Ley Concursal establece en un máximo del 50 por ciento. El porcentaje de la quita aún no está fijado y va a depender del montante de deuda con el que Caixanova decida participar en la ampliación de capital que proyecta el club.

El principal punto del orden del día en la próxima junta general será, de hecho, la revocación del incremento de acciones aprobado el pasado año para ajustarlo al proceso concusal. La nueva fórmula que se contempla permite la capitalización de la deuda a través de la adquisición de nuevos títulos, es decir, permite a los acreedores (en este caso Caixanova) convertir deuda en acciones. Pero al margen del porcentaje que se establezca en la quita o la cantidad que se capitalice, el acuerdo para la salvación del Celta parece inminente.