Las negociaciones entre el Celta y Caixanova para llegar a un acuerdo que permita la firma de un convenio de acreedores y, con ello, la viabilidad económica del club marcha por buen camino para los intereses célticos.

Ambas entidades, deportiva y financiera, han avanzado en los últimos días en las conversaciones encaminadas a la resolución de esa vía de acuerdo para garantizar el futuro del club. Aunque, de momento, no está cerrado, lo cierto es que las conversaciones han dado un giro de ciento ochenta grados y lo que hace unas semanas era un distanciamiento evidente, ahora se ha convertido en un acercamiento de posiciones. Éstas están más cercanas y todo hace indicar que la entidad bancaria no impugnará la clasificación de la deuda que ha realizado la administración concursal, con lo que estaría más cercana la firma de un convenio de acreedores que permitiría poner en marcha, con el consentimiento de la juez, el plan de viabilidad que facilite al club la salida de la situación de insolvencia a la que le aboca una deuda que, en estos momentos, se acercaría a los setenta millones de euros.

Cuando ya han pasado varios días desde que se abriera el plazo para que los acreedores presentaran las alegaciones que consideraran oportunas a la clasificación de la deuda, no se tiene conocimiento, de momento, de que se haya presentado alguna. Aunque, principalmente, el optimismo en el Celta debe de venir porque Caixanova, que representa más del cincuenta por ciento de la lista de acreedores, no ha dado ese paso y no parece que vaya a darlo, dado el momento dulce de la negociación.

La garantía del cobro de la deuda -o del máximo de ella- por parte de la entidad bancaria, mediante un aval tercero, que podría estar garantizado por la figura del presidente Carlos Mouriño, sería fundamental en el cierre final del trato.

Los administradores concursales hicieron un informe, que hace dos semanas presentaron ante la titular del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Pontevedra, en el que realizaron la clasificación de la deuda privilegiada, ordinaria y subordinada. En la quita del 50% y la espera de cinco años que aguarda lograr el club si logra firmar ese convenio de acreedores entrarán sólo las dos últimas. A pesar de que Caixanova esperaba que los representantes judiciales calificaran como "privilegiado" un adeudo mayor que los 5.840.000 de euros que finalmente se han establecido, lo cierto es que la intención de impugnar esa distribución ha quedado paralizada ante las aparentes garantías que en los últimos días los representantes célticos le han dado para cobrar el máximo de la deuda que tiene contraída el club con la caja (al margen de los créditos privilegiados, el Celta debe a Caixanova otros 14,2 millones, que fueron clasificados como "deuda ordinaria" y 211.000 euros, catalogados como "subordinado"). La deuda inicial, incluso, ya se ha visto, tal y como informó este periódico, reducida de los más de 23 millones iniciales, debido a las inyecciones de carácter individual realizadas por Carlos Mouriño, a los 20 actuales.

Actitud constructiva

La actitud constructiva por la que Caixanova ha optado en esta situación tan delicada para el futuro del club no interfiere en la defensa, irrenunciable según han manifestado en diferentes ocasiones desde la entidad, de sus intereses. Por lo que todo hace indicar que cualquier acuerdo con el club de fútbol venga garantizado por el cobro máximo de la deuda.

Si, finalmente, como se prevé, Caixanova no impugna esa clasificación de la deuda, los gestores célticos podrían llegar a la asamblea de accionistas del próximo 2 de diciembre con un acuerdo tácito con su mayor acreedor, aunque probablemente todavía sin cerrar formalmente.

Ese paso adelante en la gestión económica, que significaría una reducción sustancial de aquella deuda de 84 millones de euros que obligó, junto al descenso a Segunda División, al Celta a declararse en "suspensión de pagos", le llegaría en un momento, igualmente, dulce en lo deportivo, después de que el conjunto vigués sumase ante el Levante su décima jornada consecutiva sin perder y rubricase con un triunfo su aproximación a las posiciones de ascenso a Primera División, un objetivo que, de conseguirlo esta temporada, aliviaría enormemente las dificultades económicas por las que atraviesa el club celeste.