Tan sólo el líder, Xerez, y el resucitado Elche igualan los números del Celta en los últimos cuatro partidos, aunque ninguno de los dos acumula, como el conjunto de Pepe Murcia, una racha de diez jornadas sin conocer la derrota. En este tiempo se han corregido los desequilibrios que acompañaron a las dudas iniciales y el equipo ha encontrado un esquema de juego y un once tipo con el que intentar el asalto a las posiciones de vanguardia.

Estilo definido

Tras el desastre acaecido en los tres primeros partidos, Murcia apostó por fortalecer el blindaje defensivo. La prioridad era no perder y, de este modo, reforzar la maltrecha autoestima de un grupo en construcción. Se fortaleció el medio campo con un tercer pivote o directamente (sobre todo tras la engañosa victoria en Copa del Rey ante la Real) se reforzó la línea defensiva con un tercer central. Pero la estrategia dio resultado a medias. Privado de importantes recursos ofensivos, el equipo parecía avanzar de empate en empate hacia el desastre final. Las críticas por la falta del ambición del equipo arreciaron y el técnico se vio obligado a recuperar el esquema inicial (4-2-3-1), más propicio para el despliegue de sus futbolistas de mayor talento.

El papel de Trahorras en la organización del juego creció y se consolidaron en el once Dinei y Jonathan Vila, una acertada apuesta personal de Murcia que proporcionó un inesperado equilibrio a la transición entre la defensa y el ataque. El punto de inflexión se produjo en la novena jornada, en el Carlos Belmonte, con un empate tan infortunado como reconfortante. Se encajaron las piezas hasta dar un equipo tipo definido, alterado tan sólo (salvo en un par de posiciones) por lesiones y sanciones. Un mes después, la alineación del Celta casi puede recitarse de carrerilla.

Trashorras-dinei-ghilas

El lucense y el brasileño han formado una rentable sociedad que ha sido en gran medida responsable del acelerón del equipo en las últimas jornadas. Trashorras ha asistido a Dinei en cuatro de sus seis dianas, ha marcado dos goles (uno tras un penalti forzado por el brasileño) y ha participado, con menor protagonismo algún gol más. El tercer vértice el triángulo mágico del ataque celeste corresponde a Kamel Ghilas (cuatro goles y tres asistencias). El argelino aúna talento y capacidad de trabajo, interpreta con maestría en el contragolpe y no regatea esfuerzos en labores defensivas.

carencias defensivas

En estos últimos tiempos de bonanza, el Celta ha ofrecido también preocupantes carencias defensivas. El equipo vigués ha pagado una fortuna esta temporada por errores evitables. La sombra de la sospecha se ha proyectado sobre el eje de la zaga, esencialmente sobre Peña y Rubén, los dos futbolistas que marcan el tope salarial del plantel. _No han sido, desde luego, los únicos que han cometido errores que han costado puntos, pero la magnitud de algunos de ellos les ha señalado, fundamentalmente al boliviano. La presencia de_Peña, un futbolista en el ocaso de su carrera que el Celta paga a precio de oro en detrimento de Noguerol, no ha sido bien entendida.

Al margen de un problema de calidad, el Celta tiene otro de cantidad. Tres defensas centrales parecen pocos en una posición en la que los errores cuestan puntos y que está sujeta más que ninguna otra a los rigores de la competición.