CELTA DE VIGO 0 - 0 RAYO VALLLECANO

CELTA DE VIGO

Notario; Edu Moya, Rubén, Peña (Noguerol, m.74), Fabiano; Rosada, Michu; Ghilas, Trashorras, Oscar Díaz (Danilo, m.39); y Dinei.

RAYO VALLLECANO

Cobeño; Coke, Amaya, Salva, Juanma (Jofre, m.60), Collantes (Manolo, m.60); Michel, Diamé, Enguix, Albiol; y Perera (m.69).

Árbitro: Hernández Hernández (Comité canario). Expulsó con tarjeta roja directa al jugador del Rayo Vallecano Jofre (m.92).

Además mostró tarjeta amarilla a Dinei por el Celta de Vigo; y a Coke, Albiol y Amaya.

Incidencias: Partido correspondiente a la duodécima jornada de Segunda División disputado en el municipal de Balaídos ante unos 5.000 espectadores.

Juan Carlos Álvarez  Vigo

El Celta desperdició ayer una buena oportunidad de pegar un estirón en la tabla clasificatoria. Los vigueses se mantienen en la zona baja de la clasificación después de empatar con un Rayo Vallecano que se presentó en Balaídos con el único objetivo de sacar un punto, misión a la que se entregó de forma decidida frente a los inútiles esfuerzos de un Celta generoso en la entrega, abrumador en el dominio del partido, pero que apenas fue capaz de generar dos ocasiones claras en todo el encuentro y a cuyo banquillo le faltó un punto de ambición en los minutos finales cuando el partido estaba completamente inclinado del lado vigués.

El partido de ayer es el típico que le espera al Celta en Balaídos donde no es casual que haya desplumado a los dos conjuntos que mostraron más osadía en su planteamiento (Tenerife y Salamanca) y haya tropezado con el resto. El problema llega cuando aparecen por estos lares todos esos equipos que plantan dos líneas en su terreno de juego, que disfrazan a sus centrocampistas de centrales, que se obsesionan por anular las líneas de pase, por cerrar el espacio a Trashorras y no darle medio metro a Dinei. El Rayo es uno de ellos aunque su trayectoria liguera -llegaba como tercer clasificado- hacía pensar en otra cosa. En esta clase de días sabes que no van a sobrar las ocasiones y que la clave de la victoria estará en tener una efectividad alta en el disparo. Y por ahí se le fueron al Celta dos puntos. Danilo tuvo en el segundo tiempo el remate para ganar el partido y envió el balón un metro por encima del larguero. Sucedió tras una buena jugada de Ghilas por la derecha, quien puso un centro que cayó en la frontal del área pequeña. Danilo llegó en carrera y debió cerrar los ojos al disparar porque de forma incomprensible, con el portero vencido, la pelota salió en dirección a la grada de Marcador.

Hasta ese momento el Celta había dominado de forma absoluta el partido frente a un conjunto, el de Pepe Mel, que sólo amagó tímidamente en la primera parte cuando en un par de pelotazos buscaron la espalda de los centrales vigueses y les generaron alguna duda. Eso y una falta botada por el inevitable Míchel, una institución en Vallecas, fueron sus únicos argumentos ofensivos, un balance muy pobre para un equipo que prometía atrevimiento y que quería demostrar que su tercer puesto no era producto de la casualidad.

A los de Pepe Murcia les ocurrió que con tanta acumulación de jugadores les costó encontrar espacio para sus hombres más creativos (Trashorras y Ghilas) al tiempo que Dinei se volvía loco para sacarse de encima la presión de los centrales del Rayo. Al brasileño ya le han cogido la matrícula en la categoría y le esperan tardes duras. Los técnicos rivales, obsesivos del vídeo y la pizarra, han visto sus últimas actuaciones y van a ponerle un marcador incluso cuando no juegue. Tal vez por eso es más meritoria su actuación porque ante la falta de fútbol el juego se enfangó, hubo mucho cuerpo a cuerpo y Dinei salió victorioso en todos los balones aéreos y divididos que cayeron por su zona. Por si fuera poco, a la media hora se sacó de la nada un latigazo desde treinta metros que agarró a Cobeño bien colocado pero que levantó un murmullo de admiración en una grada que ayer fue muy cariñosa con el Celta y evidenció que está dispuesta a reconciliarse con el equipo con poco que este le ofrezca.

La segunda parte radicalizó las posiciones de ambos equipos. El Rayo defendió aún más cerca de su portero y el Celta vivió de forma permanente en el campo contrario. Notario se convirtió en un espectador más del choque y las llegadas de los vigueses comenzaron a ser más claras. Rosada, que completó una notable actuación al barrer todo el medio del campo, y Michu, trabajador aunque impreciso con la pelota, alimentaron la continua carga de los célticos sobre la portería de Cobeño. Ghilas se inventó un par de acciones por la banda y en una de ellas llegó la ocasión de Danilo que con todo a favor envió el balón por encima de la portería. También Dinei, en pleno acoso, inventó un cabezazo en un saque de esquina que salió rozando el palo.

El único pero que hay que echarle en cara al Celta debe ir dirigido a su banquillo, que en los minutos finales, con el Rayo Vallecano suspirando por el final y el partido completamente inclinado sobre la meta de Cobeño, renunció a la posibilidad de meter más dinamita en el área rival donde Dinei necesitaba un compañero que le permitiese respirar con más facilidad. Pepe Murcia dirigió con excesivo miedo a que en una contra se pudiese ir el empate que tenían en el saco y optó por dejar para otra tarde al par de balas que guardaba en la recámara (Maris y sobre todo David Rodríguez que estaban comiéndose las uñas en el banquillo). Un postura excesivamente precavida para lo que pedía el partido de ayer con un equipo ansioso por ganar y otro protegido por un paraguas y que se fue de Balaídos con el punto que soñaba.